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CCC - Artículo "Sobre el Premio México de Ciencia y Tecnología 2006"



Title: Xxxxxx

DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL

CENTRO DE CIENCIAS FISICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

Presente

 

 

En esta ocasión, me estoy permitiendo hacerle llegar una introducción al Premio México de Ciencia y Tecnología 2006, y el discurso pronunciado por el ganador de este Premio, Prof. Antonio García-Bellido y García de Diego, el 15 del actual en la ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Ciencias y Artes y del Premio México de Ciencia y Tecnología, en la residencia oficial de Los Pinos. Ambos publicados el día de hoy en la sección Opinión de La Crónica de Hoy, con el título “Sobre el Premio México de Ciencia y Tecnología 2006”.

 

Cabe mencionar, que el Premio México de  Ciencia y Tecnología, es una distinción del gobierno de la República, que reconoce la labor de investigadores de Iberoamérica y el Caribe. El Premio México es la presea hermana del Premio Nacional de Ciencias y Artes.

 

Aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo.

 

Atentamente,

 

Luz Elena Cabrera Cuarón

Secretaria Ejecutiva Adjunta

 

Consejo Consultivo de Ciencias de la

Presidencia de la República (CCC)

 

San Francisco No. 1626-305

Col. Del Valle

Delegación Benito Juárez

03100 México, D.F.

Teléfonos

(52 55) 55-244558, 2445-9009 y 5534-2112

 

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Por: Dr. Antonio García Bellido | Opinión

Miércoles 20 de Febrero de 2008 | Hora de publicación: 02:20

 

Sobre el Premio México de Ciencia y Tecnología 2006¹

 

La Presidencia de la República establece en febrero de 1990 el Premio México de Ciencia y Tecnología para reconocer la labor científica y tecnológica realizada por investigadores en activo, residentes en alguno de los países de Centroamérica, Sudamérica, el Caribe, España y Portugal. En el premio se prescinde de la participación de investigadores de la comunidad científica y tecnológica mexicana, quienes cuentan con la presea hermana del Premio Nacional de Ciencias y Artes. El Premio México se funda en un espíritu de generosidad que busca estrechar el vínculo de ciencia y tecnología de estos países con México.
El conocimiento es el flujo donde se hermanan nuestras culturas ya afines desde su núcleo primigenio. El conocimiento es también el camino para engrandecer nuestras sociedades. Desde su creación, este reconocimiento ha venido hermanando a nuestras naciones acorde al espíritu que priva en sus gobiernos por una nueva relación de Iberoamérica y el Caribe.
Con este premio se ha venido reconociendo, desde su creación, a personas del más alto prestigio profesional que han contribuido de manera significativa al conocimiento científico universal y al avance tecnológico. El impacto que ha tenido la labor que se premia no sólo impacta su propio ámbito geográfico sino que lo trasciende alcanzando una vasta repercusión internacional. Todos los investigadores distinguidos con esta presea han sido también excelentes formadores de especialistas y de investigadores en sus países y en otros países de la región.
En el tiempo de existencia de este Premio México, se ha logrado, gracias a una impecable labor de evaluación en los dictámenes respectivos, llegar a ser el reconocimiento más importante del área. Ello se refleja, por supuesto, en los niveles de excelencia de los candidatos que se presentan para concursar por este reconocimiento.
El pasado 15 de febrero, en un acto que se enalteció al volver a hermanar dos premios, el Premio Nacional de Ciencias y Artes y el Premio México de Ciencia y Tecnología, se reconoció con este último al científico español don Antonio García-Bellido y García de Diego, quien cuenta en su haber con un sinnúmero de reconocimientos locales e internacionales. Destacan, el premio Príncipe de Asturias, el de l’Académie des Sciences, el “Santiago Ramón y Cajal”, la Medalla Rey Jaime I, y la Encomienda de Alfonso X el Sabio, entre muchas otras distinciones.

Genes y evolución²
Dr. Antonio García-Bellido y García de Diego*
“Es ciertamente una gran emoción ser figura protagonista de este acto, a lo cual quiero añadir que me siento intimidado por las personalidades presentes.
Para alguien como yo, cuya vida gira en torno a abstrusos problemas de la biología, ésta es una situación única para lo cual no sé si estoy preparado, pido perdón de antemano por la posible insuficiencia de mi discurso.
En primer lugar quiero agradecer a todas las personalidades aquí presentes, y en especial al señor Presidente de la República, que mucho me honra en presidir el acto y que me entregue el galardón. Es un reconocimiento que nunca olvidaré.
También quiero agradecer a los señores miembros del Consejo de Premiación por elegirme entre fuertes candidatos de toda Iberoamérica, y al mismo tiempo, ponerme a la altura de mis predecesores en este premio: el físico Constantino Tsallis, el matemático Jacob Palis, la bióloga molecular Margarita Salas, el genetista del desarrollo Ginés Morata y el preeminente químico Avelino Corma. Son todos ellos destacados científicos que admiro.
Quiero agradecer también a mi propia institución, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y a su presidente, Carlos Martínez, por haberme propuesto para este premio.
Quiero agradecer especialmente a mis colaboradores durante más de 30 años en el CSIC: a científicos como el premiado Ginés Morata; a mi esposa y colaboradora María Paz Capdevila, a Juan Botas y otros, que mucho han contribuido con su inteligencia, motivación y generosidad, de manera fundamental al progreso del trabajo en mi laboratorio y han contribuido a mi carrera científica.
Si puedo reclamar algún mérito, es haber podido formar a un grupo de científicos muy capaces, superiores a mí, con los que se ha creado una escuela de excelencia científica en España de la que me siento muy orgulloso.
Mi ambiente familiar es de profesores universitarios y académicos, en el mundo de las humanidades. Yo empecé a interesarme por la ciencia, y en particular por la biología y el desarrollo animal, por mis lecturas.
Muy pronto me decanté por la biología del desarrollo, desde la fisiología de insectos, la biología celular y la genética, con largas estancias en laboratorios extranjeros: en Cambridge (Reino Unido) Zurich (Suiza) Caltech, California (EU). Organicé mi propio laboratorio de genética del desarrollo en el CSIC en 1969, y este laboratorio está encuadrado en la actualidad en el Centro Mixto de la Universidad Autónoma de Madrid y el CSIC Severo Ochoa.
Por cierto, yo tuve la fortuna de conocerle muy entrañablemente y guardo de él un enorme afecto y admiración. Fue el mentor de una generación de biólogos en España después de la guerra.
El objetivo de nuestros estudios ha sido entender cómo los genes que se expresan dentro de las células pueden determinar el comportamiento de éstas y de ahí, la morfogénesis, especie-específica de cada organismo.
Nuestro modelo animal es la mosca Drosophila melanogaster, en la cual, el trabajo de muchos laboratorios, durante muchos años, la ha situado en la frontera de nuestros conocimientos sobre morfogénesis.
La constatación reciente de que los genes están conservados a través de la evolución indica que los procesos estudiados en una especie son aplicables a otros, incluido el ser humano.
De ahí que la biología ha dejado de ser un inventario de diversidades para convertirse en una ciencia predecible en sus conclusiones, una ciencia dura como eran la física y la química.
La concesión del galardón Premio México a un español me ha llenado de orgullo, pero también ha supuesto un reencuentro histórico. Es un honor que se me considere miembro de la comunidad científica de México.
México ha sido el país más querido para nosotros de América: los españoles la llamamos la Nueva España, con todo el cariño que esto implica. En México se fundó la primera universidad del continente. Los españoles cuidaron el país con cariño y admiración (recordemos a Bernal Díaz del Castillo), con respeto a sus tradiciones religiosas y culturales (Bernardino de Sahagún) y sobre todo, a su riqueza, sus paisajes y naturaleza.
México ha sido un paraíso para nosotros, un refugio a las desdichas que afectaban a España y más adelante, un refugio que acogió a los republicanos huidos de la guerra civil. Refugiados españoles que hicieron una gran labor de organización en el mundo cultural, como universitarios, como profesores y como médicos.
La ciencia en México es muy antigua. Los mayas fueron grandes astrónomos y matemáticos, pusieron orden en el universo y crearon muy sofisticadas ciudades y civilizaciones. El México actual es un modelo de país avanzado, con magnífica ciencia y tecnología (la Universidad Nacional, la Autónoma Metropolitana, otras destacadas universidades y centros de investigación, el Instituto Politécnico Nacional y los institutos especializados del Conacyt). En el arte, quiero recordar a los grandes maestros David Alfaro Sequeiros y Diego Rivera, admirados en todo el mundo.
Esta hermandad de españoles y mexicanos es un ejemplo para toda Iberoamérica. Yo me enorgullezco de participar en ella.
Reitero, excelentísimo señor Presidente de la República, amigos y colegas, mi orgullo por el honor que supone este galardón que me han concedido”.

1 Mensaje de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, sobre el Premio México de Ciencia y Tecnología 2006.
2 Discurso pronunciado por el Dr. Antonio García Bellido y García de Diego durante el acto de entrega del Premio México de Ciencia y Tecnología 2006, el 15 de febrero de 2008, en la residencia oficial de Los Pinos.

*Doctor Vinculado “Ad Honorem” del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Dirige el Laboratorio de Genética del Desarrollo del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC y de la Universidad Autónoma de Madrid.

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