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[Luis Mochan]

La situación me recuerda a mi una divertida historia de Stanislaw Lem,
en que el pirata PHT ataca sin piedad naves interestelares para
robarles... información. Robar oro no tiene chiste, pues pierde valor
al volverse abundante. El peligro se resuelve cuando le construyen un
demonio de Maxwell que obtiene información del movimiento de las
moléculas en un recipiente lleno de aire podrido maloliente, y el
pirata queda enterrado en una cinta interminable de papel que se
escribe más rápido de lo que el pirata puede leer.

Parece que las posibilidades tecnológicas de hacernos de información
produce una sed incontrolada, una especie adicción a la información,
descontrolada, no por que sea de provecho, sino, como todas las
adicciones, por ser una enfermedad que no se puede detener. Creo que
la comunidad científica y sus instituciones (i.e., conacyt) debemos
trabajar juntos para reconocer, moderar y detener esta enfermedad, y
ayudar a otras instituciones a liberarse del vicio. Necesitamos algo
así como 'Infomaniacos Anónimos'.

Saludos.
Luis






On Fri, Aug 18, 2017 at 01:57:41PM +0000, Sylvain Bernes wrote:
> Hola Javier
> 
> 
> Engañar un sistema burocrático/electrónico es una buena estrategia, mientras todo queda dentro de un marco ético establecido.
> 
> Inventar cuentas de correo está bien.
> 
> 
> En el mismo orden, recuerdo una vieja historia...