Mayra de la
Torre | Opinión 2012-08-15 |
Las Olimpiadas
de las mujeres, ¿una sorpresa?
Se ha hecho mucho hincapié en que las Olimpiadas
de Londres 2012 las mujeres están presentes en un nivel sin precedentes, ya
que conforman 46% de los participantes; y por primera vez, todos los países
participantes tienen una mujer compitiendo en su equipo. De manera especial
se considera extraordinaria la participación de las atletas de Arabia
Saudita, Qatar y Brunei. Cabe recordar que en 1896, en los primeros Juegos Olímpicos
modernos, las mujeres fueron excluidas de la competencia. Cuatro años
después, su participación se circunscribió a ciertos deportes, siendo la
tenista británica Charlotte Cooper la primera mujer en ganar una medalla. La
participación de las mujeres continuó siendo cuestionada, y en 1912 Pierre de
Coubertin, padre fundador de los Juegos Olímpicos, se opuso a que se ampliara
el espectro de deportes en los que las mujeres podían participar,
describiendo su posible presencia como “poco práctica, poco interesante
y poco estética”.
¿Es sorpresivo este cambio en cuanto a la
participación femenina en los Juegos Olímpicos, cien años después? Creo que
no, porque en estos cien años el papel de la mujer ha sufrido cambios
fundamentales en todos los ámbitos, no solo en los deportes; aunque como
dicen mis amigas, las mujeres somos invisibles a menos qué seamos artistas de
la farándula.
Las mujeres que hacemos ciencia también debemos
ser noticia…
¿Sabían ustedes que existe la Organización de
Mujeres Científicas de los Países en Vías de Desarrollo? (OWSD por sus siglas
en inglés, www.http://owsdw. ictp.it). La OWSD fue establecida en marzo de
1989, con el propósito de incrementar el acceso de las mujeres a la ciencia y
a la tecnología, y promover una mayor participación de las científicas y
tecnólogas en el proceso de desarrollo de sus países. En ella participan
científicas y tecnólogas de alto nivel de los Países Árabes, además de las
colegas de África, Asia-Pacífico, América Latina y el Caribe
(www.mujerescientificas.org). Cada 5 años, se organiza un Congreso
Internacional y el nivel científico de los trabajos presentados por las
colegas de todas las regiones es impresionante. Debo confesar que al platicar
con las colegas árabes, que portaban su velo islámico y túnica de color
negro, nunca esperé encontrarme una física con un doctorado en física de
altas energías egresada del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT).
¡Claro, los estereotipos que tanto nos inculcan los medios de comunicación,
fueron por un instante más fuertes que mi formación científica, pero la forma
de vestir, la apariencia física y la nacionalidad no tienen nada que ver con
la capacidad e inteligencia! Como dicen para muestra basta un botón, y la
composición del Comité Ejecutivo actual es ese botón; Presidenta, Xin Fang de
China; Vicepresidentas, Dolly Ahbor Ighoroje de Nigeria, Samira Omar de
Kuwait, Farida Habib de Malasia, Mayra de la Torre de México; y como
integrantes Esi Awuah de Ghana, Rokhsana Abdul Rahman de Yemen, Sudha Nair de
la India, y Miriam Díaz de Venezuela. Además, dos mexicanas, Myriam Amezcua
del Instituto Mexicano del Petróleo y María Magdalena González de la
Universidad Nacional Autónoma de México, ganaron el premio para jóvenes
científicas de la organización en los dos años que se ha otorgado.
¡Por supuesto que esta información no se difunde
en los medios de comunicación comerciales! Quizás porque la ciencia no les
procura dividendos, ni jala audiencia.
La capacidad y las aptitudes de las mujeres, las
ha llevado a través de una lucha constante a ocupar espacios que eran
exclusivamente masculinos, y enfatizo su capacidad y no el absurdo porcentaje
obligatorio por equidad de género. Realmente las científicas mexicanas
dominan en el ámbito de los premios internacionales. Por ejemplo, el Premio
“Mujeres en la Ciencia” L’Oréal-Unesco ha sido obtenido por
las doctoras mexicanas Alejandra Bravo, María Esther Orozco, Ana María López
y Silvia Torres. Sería injusto olvidar que las mujeres son las que mejoraron
y siguen mejorando las semillas de las plantas que comemos, y no mencionar el
papel brillante que desempeñan en ingeniería, en el arte, como empresarias y
su incursión en la vida pública.
En general, pero particularmente en la política,
las mujeres todavía no encontramos cómo salirnos de los estereotipos y
frecuentemente somos sujetos de escarnio cuando tenemos puestos de poder.
Aquí permítanme recordar a Griselda Álvarez, la primera mujer que gobernó un
estado en México. Ella platicaba sus anécdotas con gracia sin igual y contaba
cómo la primera vez que le tocó dar un discurso muy importante en un foro de
gobernadores, sus colegas se fueron saliendo uno a uno y ninguno siquiera le
tocó el hombro y le dijo, muy bien, Griselda. O aquel pasajero de un avión
que venía sentado a su lado y que apuntó que le perdonaba que fuera política
y la invitaba a tomar un café.
Para ejemplificar el aparente dilema entre el
poder y la feminidad, basta recordar esta frase de las recientes campañas
políticas “soy una mujer con faldas pero con muchos pantalones”.
La frase lleva implícito un error de concepto, ya que implica que para asumir
puestos directivos las mujeres tenemos que apropiarnos de formas masculinas,
porque tradicionalmente en nuestra sociedad el poder se relaciona
erróneamente con la masculinidad y la feminidad con la debilidad. Los invito
a que reflexionemos ¿qué pasaría si las mujeres ejerciéramos nuestras
profesiones, el poder y la vida misma desde nuestra feminidad, olvidándonos
de seguir los modelos masculinos? Pues habría otro punto de vista, otro
parámetro, otra forma de concebir, explicar, abordar, analizar y resolver las
cosas. Otra forma de percibir la realidad, ni mejor ni peor, simplemente
otra, que junto con lo que se ha percibido desde “lo masculino”,
crearía un mundo mejor o por lo menos diferente al actual.
Por cierto, hablando de la mujer y de los medios
de comunicación comerciales, no puedo dejar de mencionar la valentía de las
estudiantes de la Universidad Iberoamericana, que junto con sus compañeros
nos hicieron ver que hay una luz en el camino para México. Así que jóvenes
mujeres, a ustedes les toca estar conscientes de su feminidad, ser
congruentes con ella y construir un nuevo México desde su percepción.
consejo_consultivo_de_ciencias@xxxxxxxxxx
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