DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL
CENTRO DE CIENCIAS FISICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO
Presente
Me estoy permitiendo hacerle llegar el artículo escrito
por nuestro consejero, Dr. Octavio Paredes López, titulado “Biocombustibles - Sin
maíz no hay país”, publicado con fecha 21 de noviembre
en la
sección Opinión
de La Crónica de Hoy.
Sin otro particular, le envío un
cordial saludo.
Atentamente,
Lic. Luz Elena Cabrera Cuarón
Secretaria Ejecutiva Adjunta del CCC
Teléfonos:
55-24-45-58/90-09 y 55-34-21-12
Celular
fijo CCC: 044-55 35-02-96-22
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Por: Octavio Paredes
López* | Opinión
Miércoles
21 de Noviembre de 2007 | Hora de publicación: 01:31
Biocombustibles - Sin
maíz no hay país
El agotamiento de las reservas
energéticas tradicionales en el mundo, y las tribulaciones políticas, así como
el creciente consumo de las mismas principalmente por los países altamente
industrializados como
los EU y los de Europa Occidental, y aquellos en pleno desarrollo como China e
India, están generando una inmensa demanda de alimentos tradicionales como
maíz, caña de azúcar, soya, sorgo dulce y otros materiales que se están
convirtiendo en biocombustibles. Esto cambiará rápidamente la estructura actual
de la producción agrícola. La agricultura, a pesar de su enorme benevolencia,
es la actividad humana que impacta mayormente en forma negativa el entorno
ambiental; requiere de grandes cantidades de agua (no menos del 70% del consumo
total que hacen las sociedades en el mundo para todos los propósitos), emplea
recurrentemente agentes químicos como fertilizantes y plaguicidas con impactos
adicionales indeseables, y genera erosión. Como la inmensa mayoría de los
materiales genéticos vegetales actualmente en uso para producir alimentos y
medicinas no fueron diseñados para emplear eficientemente los agentes químicos
adicionados para nutrir a la planta, el 70-80% de ellos no se utiliza y se
transfiere al entorno, a los mantos freáticos, lagos o al mar mismo; de igual
manera la parte comestible de la planta, con frecuencia no es superior al
15-30% del peso total de la misma, lo que genera subproductos o desperdicios
muy elevados. Y en una agricultura intensiva de dos o tres cultivos por año los
efectos en el corto y mediano plazos son más que notables.
En el año 2006 más del 15% de la cosecha total de maíz de los EU fue empleada
para producir más de 15 mil millones de litros de etanol, el equivalente
energético de solamente el 1.75% de la gasolina consumida; si se empleara toda
la producción de maíz y de soya en la producción de etanol y biodisel se
sustituiría solamente la demanda del 12% y 6% del consumo total respectivo,
pero como se invierte energía en la producción de estos cultivos ¡la ganancia
energética neta disminuye a únicamente 2.4% y 2.9%!, también respectivamente.
La conversión de soya es más eficiente energéticamente que la del maíz, y
todavía más la de la caña de azúcar. Sin embargo, otros estudios señalan que la
ganancia energética neta es sensiblemente menor, y en ocasiones negativa, a los
valores previos.
El costo de producción de etanol de maíz en ese país fue de $0.46 USD por
litro, equivalente energéticamente a un litro de gasolina y el costo de
gasolina fue de $0.44 USD; y todo ello a pesar de los grandes subsidios a la
producción de maíz. Los biocombustibles tendrían sentido si la biomasa no
tuviera usos alimenticios, fuera producida con bajos insumos agrícolas, y si se
emplearan áreas de terreno de escaso valor y bajos requerimientos energéticos
en la conversión; ninguno de estos aspectos los cumple el maíz, la soya, la
caña de azúcar o el sorgo dulce. Vale la pena señalar que el peso del almidón
contenido en el grano oscila del 5 al12% del peso total de cada planta de maíz;
y el almidón todavía requiere de hidrolizarse enzimáticamente para después
fermentarlo, y al etanol hay que destilarlo para su concentración. A pesar de
que el precio de los combustibles fósiles continúe aumentando y el costo de
producción alcance un diferencial notable, la estrategia actual de los
biocombustibles, quizá entendible en el corto plazo, tendrá fuertes efectos
ecológicos indeseables en el futuro cercano. Y todavía más, los cultivos
agrícolas empleados para generar bioenergéticos desplazarán a aquellos que son
igualmente fundamentales en la alimentación actual como algunas leguminosas y
cereales; también pueden desplazar a otros cultivos menores que proporcionan
especialmente sustancias nutracéuticas y medicinales consumidas por los grupos
sociales más vulnerables.
En el caso de México, el maíz está asociado a nuestras grandes tradiciones
milenarias; y la sapiencia de nuestras culturas indígenas con el empleo del
nixtamal, y sus enormes beneficios nutricionales y nutracéuticos, no tiene
equivalente en el mundo (ver artículo “Tortilla: alimento mágico, hoy
producto multinacional”, Crónica de febrero 7, 2007). El dicho popular
“sin maíz no hay país” tiene un notable sustento científico alimentario,
amén del social y religioso. Como se sabe, Sinaloa es el principal productor
nacional de maíz; plausible logro reciente de agricultores y campesinos
convencidos del insumo denominado innovación científica y tecnológica. Una de
cada tres tortillas tienen origen en ese estado, pero en virtud de la
estructura productiva maicera nacional se requieren de importaciones de los EU
para satisfacer la
demanda. Además, la fiebre del etanol de maíz y de caña de
azúcar ya llegó a varios estados del país lo que provocará escasez y aumentará
la vulnerabilidad; los precios de los productos pecuarios como carne y leche
también serán inevitablemente impactados.
Recientemente algunos académicos han señalado profusamente, en conjunto con
funcionarios menores de la Secretaría de Agricultura, que la secuenciación del
genoma del maíz palomero (que por cierto no es el que da tortillas) conducirá
indefectiblemente a disponer en México en los tres años próximos de maíces más
productivos, más nutritivos y apropiados (lo que esto quiera decir) para la
producción de biocombustibles; nada más alejado de la realidad. La
secuenciación de genomas es de una importancia innegable, pero los retos de
otros campos científicos posteriores a la secuenciación son mucho mayores y
difíciles. Y la generación de maíces más eficientes para biocombustibles, con
todo y los impactos ecológicos ya descritos, no pasa necesariamente por su
secuenciación.
El etanol como biocombustible no es la mejor alternativa. Absorbe agua, es
corrosivo, altamente volátil, tiene una densidad energética de 20-30% de la
gasolina, y agrava todavía más los problemas del calentamiento global; existen
otros alcoholes de cadena más larga que son más eficaces (la expresión correcta
quizá sería menos ineficaces), como el butanol. Adicionalmente a otras opciones
generadoras de energía, las grandes estrategias científicas biotecnológicas en
el mundo desarrollado apuntan al empleo de celulosa; el 70% del material
vegetal mundial proviene de este polímero de glucosa. Actualmente la celulosa
requiere de tratamientos químicos y térmicos enérgicos para poder ser
transformada mediante fermentación en alcoholes; por ello se están diseñando a
nivel molecular microorganismos cuyos mecanismos metabólicos expresen enzimas
capaces de digerir eficientemente la hemicelulosa y la lignina, que actúan como
protectores, y a la celulosa misma. También se están diseñando vegetales, de
muy bajo o de ningún valor alimenticio o medicinal, para que su degradación
celulósica sea menos difícil; otra opción consiste en que la planta contenga un
complejo enzimático en sus células para su posterior conversión energética, una
vez que se alcance el estado fisiológico apropiado. Y la otra gran alternativa
es la biología sintética; recientemente el equipo del Prof. Craig Venter (el
del genoma humano) transfirió el genoma completo de una especie de bacteria del
género Mycoplasma en otra bacteria de especie diferente y ésta pasó a ser
idéntica a la primera, manteniendo la nueva identidad en forma permanente. Es
decir, el diseño de microorganismos con maquinarias sintéticas a placer para
biotransformaciones de alta originalidad y valor está enfrente de nosotros;
asimismo las oportunidades y los retos que ello conlleva.
*Investigador del Cinvestav-IPN Irapuato
*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República
(CCC) y de la Junta de Gobierno de la UNAM
consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx