[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

CCC.-Artículo de la Dra. Mayra de la Torre M.



Title: Xxxxxx

DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL

CENTRO DE CIENCIAS FISICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

Presente

 

Me estoy permitiendo hacerle llegar el artículo escrito por nuestra consejera, Dra. Mayra de la Torre, titulado “Innovación, ciencia y sociedad civil”, publicado el día de hoy, en la sección Opinión del periódico La Crónica de Hoy.

 

Aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo.

 

Atentamente,

 

Luz Elena Cabrera Cuarón

Secretaria Ejecutiva Adjunta

 

Consejo Consultivo de Ciencias de la

Presidencia de la República (CCC)

San Francisco No. 1626-305

Col. Del Valle

Delegación Benito Juárez

03100 México, D.F.

Teléfonos

(52 55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112

 

lecabrera@ccc.gob.mx

correo@ccc.gob.mx

 

http://www.ccc.gob.mx

 

 

Por: Mayra de la Torre | Opinión

Miércoles 30 de Abril de 2008 | Hora de publicación: 02:08

 

Innovación, ciencia y sociedad civil

 

Las palabras pronunciadas por José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, en las vísperas de la Cuarta Cumbre de las Américas, ejemplifican claramente el papel que la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) juegan en el desarrollo de los países: “La experiencia a través de los años, ha demostrado que es impensable desligar el desarrollo socioeconómico y cultural de un país, de sus avances en ciencia y tecnología, o de su aplicación para resolver sus problemas más importantes. A pesar de estas posibilidades, sólo parte de la población del mundo se ha beneficiado de los avances de la ciencia y tecnología, y de la mejora de la calidad de vida. El aumento de la pobreza en el mundo, la que es experimentada por 1,300 millones de personas, pone en evidencia que las actuales estrategias de desarrollo no han tenido los resultados deseados. Por ello, resulta crucial que tanto los países grandes y pequeños, como los ricos y pobres se valgan de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos sustantivos para sus estrategias de desarrollo, de reducción de la pobreza y de construcción de la Sociedad del Conocimiento”.
En México, ha habido eco en cuanto a la importancia de transformarnos en una Sociedad del Conocimiento. Se ha incluido innovación en el binomio ciencia-tecnología, enfatizándose que la ciencia debe servir a la sociedad y que los científicos se deben dedicar a resolver los problemas más críticos del país. Sin embargo, ¿compartimos todos el mismo concepto de innovación?, ¿tenemos claro cuál es el rol de la ciencia y por ende de los científicos?, ¿estamos conscientes de la importancia y de la necesidad de que la sociedad civil se apropie del conocimiento?
Recurriré a André Yves Portnoff para explicar las diferencias entre innovación, descubrimiento e invención. En su libro titulado Por la Senda de la Innovación, menciona que la innovación es la aplicación de una idea conducida hasta su explotación efectiva por la sociedad y que se da en todos los ámbitos, incluyendo el social y el político. Un ejemplo de innovación social son las primas vacacionales, es innegable que han sido adoptadas por la sociedad. En el caso de innovación política, podemos citar que gracias a las mujeres que lucharon por el derecho al voto, actualmente vemos como algo natural el acceso de hombres y mujeres al sufragio universal.
El mismo autor enfatiza que la innovación es el resultado concreto de una idea que logra su objetivo, porque corresponde a dos campos de posibilidades: el científico y tecnológico por una parte, y el social por la otra. Así es que una idea, factible técnicamente, sólo llegará a ser una innovación si responde a las expectativas de la sociedad y si no enfrenta obstáculos culturales o de otra índole.
Por otro lado, el objetivo de la ciencia es generar conocimiento, descubrir. Un descubrimiento es la puesta en evidencia de un fenómeno natural, la gravedad existía antes de que Isaac Newton viera caer la manzana y formulara la teoría de la gravitación universal. Así pues, los descubrimientos no son innovaciones.
¿Y qué con los inventos? La invención es un medio nuevo para lograr un objetivo, por ejemplo el rayo láser fue una invención basada en un descubrimiento (el bombeo óptico), se patentó, y pasaron varios años para que se fuera incorporando en diversos dispositivos que usamos en la vida diaria, como los reproductores de disco compactos. Es decir, para que finalmente pasara de ser un invento a ser una innovación; por lo tanto un invento per se no es una innovación.
¿Las patentes son innovaciones? Veamos cuál es su propósito. Una patente tiene como mira establecer un monopolio comercial, es decir que quien explote comercialmente ese invento pague por ello. Por eso, entre los requisitos para otorgarlas, se encuentran la novedad y el carácter inventivo, pero no su adopción por la sociedad. Por lo tanto, la patente per se tampoco es una innovación.
Puesto que la innovación existe sólo cuando los modelos imaginativos de toda la cadena, desde la concepción inicial hasta el usuario final coinciden, los científicos contribuimos a la innovación, pero no somos los únicos responsables. Es un hecho irrefutable que la investigación científica tiene impacto en la innovación, pero la relación no es automática ni simple. El modelo lineal, de moda en los años 1960, que establecía que la investigación básica alimentaba a la investigación aplicada, lo que a su vez conducía a aplicaciones prácticas e innovaciones, ya no se considera válido. Entonces ¿cómo se da la innovación?
Ciertamente la innovación no se da porque se decida innovar o por decreto. La innovación florece cuando el ambiente es adecuado, por lo que, lo que se puede hacer, es propiciar ese ambiente, en el que es primordial una sociedad con buen nivel de educación y conocimientos científico-técnicos, y la interacción entre todos los actores implicados. Los actores incluyen: científicos, técnicos, ingenieros, empresarios, industriales, legisladores, inversionistas, gobernantes y la sociedad civil.
¿Quién es la sociedad civil? Somos todos, y en la tan nombrada sociedad del conocimiento, los gobernados y los gobernantes debemos de apropiarnos de la ciencia y de la tecnología. Un ejemplo maravilloso de la participación de la sociedad civil y la necesidad de apropiarse de la ciencia para la toma de decisiones, lo tenemos en el proyecto Suroit de Québec. Históricamente, Québec había satisfecho sus requerimientos generando electricidad, fundamentalmente en hidroeléctricas. El incremento en la demanda llevó a buscar otras alternativas y el gobierno aprobó el proyecto Suroit: una planta que generaría 836 MW utilizando gas natural y empezaría a funcionar en 2008. Previamente, había sido aprobada otra planta de generación mixta, que también utilizaría gas natural y estaría en Becancour. Los ecologistas y los ciudadanos locales se opusieron al proyecto Suroit, argumentando que no era la mejor opción y propugnando por el uso de la energía eólica. La respuesta oficial fue que esta energía renovable no era una opción para Québec. La réplica de la sociedad civil, bien informada, y que se apropió del conocimiento científico y tecnológico, no se hizo esperar. Los argumentos y evidencias científico-técnicas que presentaron día tras día, fueron irrebatibles. El 18 de noviembre de 2004, el Ministro de Recursos Naturales de Québec anunció la cancelación del proyecto Suroit. Un día después, la empresa más conocida por sus plantas hidroeléctricas en Canadá y otros países, Hydro-Québec, anunció sus planes para instalar una planta eólica que generaría 1000 MW y otras más. Así mismo, informó que la meta inicial de un ahorro de 3 billones de kilowatts-hora, se incrementaría 4 veces, gracias al uso de energía eólica. Hydro- Québec se asoció con otras empresas para resolver los cuellos de botella tecnológicos, especialmente las turbinas de viento. Hubo inversiones millonarias de empresas de diversos países, y actualmente la generación de energía eléctrica, utilizando el viento, es un gran negocio. La asociación Canadiense de Energía Eólica estima que entre 2007 y 2015, gracias a la energía eólica, se crearán 15,000 empleos de tiempo completo y el equivalente al empleo a 43,000 personas-año, durante la construcción de las centrales eléctricas que utilizan el viento. Además, para Hydro-Québec cada turbina de viento generará $538 dólares de ganancias brutas durante 25 años.
¿Por qué se dio la innovación en la generación de energía en Québec?, porque había una necesidad que tenía que ser satisfecha, una idea que correspondía tanto al campo científico-tecnológico como al social. Además, esta idea respondía a las expectativas de una sociedad bien informada que participó activamente.
Este ejemplo ilustra perfectamente las palabras del Dr. Michel Bergeron, director del Departamento de Ciencia y Tecnología de la OEA, quien dice: “en las democracias basadas en el conocimiento, es fundamental el acceso generalizado a las fuentes de información científica y tecnológica, para que sus ciudadanos tomen conciencia y se apropien del conocimiento, ya que dicha apropiación es un prerrequisito para lograr una gobernabilidad con calidad y transparencia”. Por cierto, el Dr. Bergeron nació en la provincia de Québec.
De lo anterior, se infiere que para que tengamos en México una sociedad basada en el conocimiento y empresas innovadoras, no basta con decirnos a los científicos “ustedes tienen que estudiar las prioridades de la nación”, es indispensable que trabajemos juntos todos los actores y que se establezcan objetivos y estrategias conjuntamente, amén de que existan recursos financieros. Mientras la investigación se considere un gasto, en lugar de una inversión, y seamos una sociedad con un bajo nivel de apropiación del conocimiento, seguiremos creyendo que compramos tecnología de punta, seguiremos esperando los milagros y seguiremos sin explicarnos ¡cómo en un país con tantos recursos sigue incrementándose la población en condiciones de pobreza, y de pobreza extrema!

*Investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD)
*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC)
consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx