DR. WOLF LUIS MOCHAN
BACKAL
CENTRO DE CIENCIAS
FISICAS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE
MEXICO
Presente
Me estoy permitiendo hacerle
llegar el artículo escrito por nuestro consejero, Dr. Alfonso Larqué Saavedra,
titulado “Las plantas del futuro”,
publicado el día de hoy, en la sección Opinión del periódico La
Crónica de Hoy.
Aprovecho la ocasión para enviarle
un cordial saludo.
Atentamente,
Luz Elena Cabrera Cuarón
Secretaria Ejecutiva Adjunta
Consejo
Consultivo de Ciencias de la
Presidencia
de la República (CCC)
San
Francisco No. 1626-305
Col.
Del Valle
Delegación
Benito Juárez
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México, D.F.
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55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112
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Dr. Alfonso
Larqué Saavedra | Opinión
Miércoles 17 de Dic., 2008
Las plantas del futuro
En
tiempos recientes se han hecho públicos tres grandes problemas que enfrenta la
humanidad: alimentos, energía y cambio climático-contaminación.
Para los tres Jinetes del Apocalipsis, los científicos han pensado y resuelto
recurrir al reino vegetal para paliar este momento crítico para la humanidad.
En el campo de los alimentos, la FAO hizo un claro señalamiento: mientras en el
año de 1986 existían en los bancos de alimentos, granos para alimentar a la
humanidad por 130 días, para junio de 2008 sólo existen en reserva granos para
26 días, es decir, una disminución del 80%. Esta caída catastrófica tiene
varias lecturas, pero es el reflejo de profundas alteraciones en el modelo de
desarrollo que se venía practicando en el siglo XX, y que ha tenido
consecuencias significativas en el precio de los alimentos. En otras palabras,
la “comida barata se acabó”. Por supuesto que la compra de
alimentos es una fuerte carga financiera, y tal restricción para muchos países
generalmente acarrea problemas sociales, por lo que el Banco Mundial ha
propuesto que se destinen cinco mil millones de dólares para la agricultura. El
problema permanece, pues no se tiene claro de dónde se sacará tal recurso.
Nuestro país no es ajeno al alto costo de los granos, por ejemplo, tenemos que
pagar los 10 millones de toneladas de maíz que importaremos este año. El haber
desatendido el campo agrícola de México, que durante la década de los 60 tenía
excedentes para exportar maíz, y el haber desarrollado la famosa revolución
verde, fundamentalmente para trigo, producto del trabajo de muchos
investigadores y productores agrícolas, está mostrando lo que se esperaba: que
hay serias deficiencias en la producción de alimentos. La traducción es que las
políticas de seguridad alimentaría propuestas a nivel nacional no funcionaron.
Es cierto que México puede ante la crisis aumentar la producción de maíz, pero
se tendrá que conocer el costo de producción de este grano.
Con la citada información, se podrá apreciar entonces que la importación de
granos como alternativa política en el corto plazo funcionó porque era más
económica la importación de granos del mercado internacional, que su
producción. Pero en el largo plazo, estamos pagando a precio muy alto el costo
de no haber financiado en el más amplio contexto la investigación agrícola y el
desarrollo tecnológico para la seguridad alimentaria, por lo menos del maíz,
que es la base de la alimentación del pueblo mexicano.
Los países están más atentos que nunca al tema de la seguridad alimentaria y
están dispuestos a invertir en ella, porque es claro que en el corto plazo los
alimentos serán cada vez más caros.
Pero qué opciones tenemos en México para hacer frente a este reto, partiendo
del hecho que la producción de alimentos es y seguirá siendo en la mente
occidental, una cuestión de mercado. Éste, que ha secuestrado al consumidor
para que dependa su alimentación de aproximadamente 20 especies vegetales.
México, con las economías que genere, no tiene muchas opciones, o compra los
alimentos en otros países o inicia un movimiento para darle el valor real a la
etnobotánica mexicana, que refiere que el campesino mexicano obtiene su
alimentación de más de 100 especies diferentes de vegetales.
Las plantas del futuro para enfrentar el reto las tenemos en casa a un costo
marginal, y son las que ya conoce el campesino mexicano. Habrá que hacer un
esfuerzo para que parte de los apoyos al campo se canalicen para producir estas
especies que regularmente no están descritas en los textos de agricultura.
La riqueza en la biodiversidad de especies alimenticias de nuestro país ha sido
enfatizada por la
Sociedad Mexicana de Fitogenética, que desde 1978 realizó en
la Universidad de Chapingo su primera reunión, con el fin de establecer
listados de los recursos fitogenéticos de México.
El profesor Efraín Hernández X, del Colegio de Postgraduados, fue gran
conocedor de la agricultura mexicana y promotor incansable de reconocer al
campesino como la parte fundamental del proceso de domesticación y selección
del germoplasma que dio a México el calificativo de ser uno de los centros más
importantes del origen de la agricultura en el mundo. Planteó el considerar a
las especies útiles no convencionales para la alimentación dentro de los planes
de apoyo gubernamentales, para que se enriqueciera su conocimiento,
preservación y potencial explotación ante una sociedad vulnerable que dependía
únicamente de una veintena de plantas para su desarrollo. Es quizá el momento
de apostarle a la tesis de Hernández y al trabajo de muchos años de la citada
sociedad científica.
De manera semejante, para sustituir en parte la demanda de energéticos, se han
seleccionado especies vegetales que puedan producir bioetanol o biodisel.
Resalta en este sentido lo logrado por Brasil con la caña de azúcar y
recientemente lo que se está consolidando con maíz, soya, sorgo dulce, jatropha
y con algas.
Para el caso de México en los últimos meses, de manera muy firme, la Sagarpa
anunció apoyos para la producción de plantas de las que se puedan extraer
biocombustibles líquidos para mezclarlos con las gasolinas. Nuevamente la
biodiversidad de especies vegetales en el país que puedan servir para tal fin
es numerosa. De hecho hay especies de jatrophas o de algas que pueden tener dos
propósitos, servir como fuente de energéticos y de alimentos. Sin embargo, hay
que señalar que el camino para capitalizar todo el potencial de las especies no
domesticadas es todavía largo y tendrán que hacerse ensayos si se desean hacer
plantaciones comerciales. Los imponderables como plagas y enfermedades serán el
primer reto a vencer.
Es riesgoso también sustituir el uso de las mejores tierras laborables para la
producción de alimentos, por tierras para producción de biocombustibles.
Resulta por demás interesante el que se plantee utilizar algas como fuente de
biodisel, lo que no afectaría la frontera agrícola. En este sentido hay que
recordar también que ya los aztecas usaban el alga spirulina como fuente de
proteínas para la
alimentación. De esta forma estos vegetales marinos o de agua
dulce tendrían un doble propósito, servir como fuente de energía y de
alimentos. Afortunadamente existen en el país centros de investigación que
están explorando esta alternativa con buenas perspectivas.
Finalmente, se tiene que mencionar que la contaminación y el cambio climático
están con no-
sotros. Para la contaminación de suelos y cuerpos acuíferos se han propuesto a
las plantas para que retomen un papel central en la biorremediación y
restauración de hábitats. Ya hay por supuesto helechos y plantas superiores que
se han utilizado para llevar a cabo esta penosa labor. Aquí nuevamente la
riqueza en la biodiversidad jugará un papel fundamental para seleccionar
aquellas que posean características favorables para estos fines, y que
posteriormente los fitomejoradores realicen su trabajo de multiplicación de los
caracteres favorables.
El cambio climático es un reto diferente. Las plantas cultivadas son en mayor
grado susceptibles a fenómenos como los huracanes, sin embargo, existe
vegetación natural, como pudo constatarse en los últimos eventos en la
península de Yucatán, que tienen características favorables que les permiten
sobreponerse a los fuertes vientos y afectación hídrica.
Una consecuencia lógica de lo señalado en los párrafos anteriores, es el
establecimiento de bancos de germoplasma in situ y ex situ, que custodien y
multipliquen los materiales sobresalientes para enfrentar las presiones
señaladas. No se trata de hacer un listado genérico de lo que tenemos en el
país, sino de un listado de aquellas plantas que el hombre ha probado como
valiosas por su uso potencial, y está urgido de conocer más acerca de su
biología. En tiempos recientes se han anunciado dos esfuerzos simultáneos en
esta dirección, uno hecho por el presidente Calderón en el Foro Forestal, de
establecer un banco en Jalisco y otro, un proyecto aprobado por el Conacyt a
propuesta del estado de Yucatán, para establecer otro banco con características
específicas no sólo de preservar el recurso sino también de favorecer su
multiplicación y usos.
Dejemos claro que el hombre, ante las presiones de los Jinetes del Apocalipsis
señalados anteriormente, recurre a los organismos vegetales para mitigar hasta
donde sea posible las amenazas y pueda plantear y planear un nuevo modelo de
sustentabilidad. De este esfuerzo concertado surgirán las plantas del futuro,
de las que los biólogos moleculares podrán aislar genes y se sumarán a la
cruzada urgente que hay que emprender en este país, para hacer frente a los
retos de alimentos, energía y contaminación-cambio climático.
*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República
(CCC)
*Presidente del Parque Científico-Tecnológico Yucatán e Investigador del Centro
de Investigación Científica de Yucatán, A.C. (CICY)
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