[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

CCC.-Artículo del Consejo Consultivo de Ciencias



Title: Xxxxxx

DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL

CENTRO DE CIENCIAS FISICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

Presente

 

Con el presente, tengo el agrado de informarle que a partir de este día se han reanudado las labores en esta Secretaría Ejecutiva del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC), deseando al mismo tiempo que el 2009 sea para usted pleno de logros y satisfacciones.

 

Durante el periodo vacacional de diciembre, se continuó la colaboración semanal del CCC con el periódico “La Crónica de Hoy”. Adjunto al presente le estoy enviando un artículo de la edición de este Consejo, titulado “Agencias espaciales en el mundo”, aparecido el día 24 de diciembre de 2008 en la sección Opinión. A la brevedad, le estaremos haciendo llegar otros artículos que completan la serie de los publicados durante el periodo vacacional de diciembre de 2008.

 

Agradeciendo la atención que se sirve prestar a estas publicaciones, aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo.

 

Atentamente,

 

Lic. Luz Elena Cabrera C.

Secretaria Ejecutiva Adjunta

 

Consejo Consultivo de Ciencias de la

Presidencia de la República (CCC)

San Francisco No. 1626-305

Col. Del Valle

Delegación Benito Juárez

03100 México, D.F.

Teléfonos

(52 55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112

correo@ccc.gob.mx

http://www.ccc.gob.mx

 

Edición del CCC* | Opinión

Miércoles 24 de Dic., 2008 | Hora de modificación: 04:55

Agencias espaciales en el mundo

En la búsqueda de respuestas a interrogantes como ¿quiénes somos?, ¿cómo es nuestro planeta?, ¿qué son los objetos que observamos en las noches en el espacio, infinito y aparentemente insondable...? hemos entendido que no podemos dar contestación (al menos fácil y no especulativa) a tales preguntas. Pero con las semillas de interrogantes nació lo que hoy conocemos como ciencia aeroespacial. Se inició el largo camino para trascender nuestra incapacidad natural para volar, la deficiente agudeza de nuestra visión y, desde luego, saber con certeza cómo es el planeta que habitamos y cómo se formó y cuándo tendrá su fin.

Así, la humanidad se dio a la tarea de trazar mapas, representaciones de nuestro lugar en lo que se dio por llamar “espacio”, para definir una posición de orden, jerarquía. La ciencia en sus inicios, a través de hombres que hoy son considerados visionarios, construyó lentes y catalejos, exploró los confines del planeta, hasta que tuvo una idea más cercana a lo que es la Tierra, el Sol y otros compañeros de la noche. Más allá del romanticismo y las cosmogonías que surgieron con ello, la historia de la exploración espacial tuvo finalmente una motivación menos noble y de ambiciones más concretas: la guerra. Dejando a un lado el desarrollo de la aviación, los cohetes que dieron impulso a las bombas son la marca de nacimiento de los que después alimentaron, durante la llamada Guerra Fría, la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos.

La entonces Unión Soviética ganó las primeras batallas tecnológicas y convirtió en iconos de sus logros a la perra Laika, al primer hombre en el espacio (Yuri Gagarin) y varios otros “primeros”, como el célebre Sputnik.

El frenesí por ganar esa batalla llevó a Estados Unidos a poner un hombre en la superficie de la Luna, para luego volver a perder la ventaja con el éxito indiscutible de la Estación Espacial MIR. El cosmonauta Serguéi Krikaliov despegó hacia la MIR cuando todavía era ciudadano soviético en la Soyuz TM-11, el 2 de diciembre de 1990. Con un retraso de seis meses, o sea, 10 meses después, aterrizó en un nuevo país, la Comunidad de Estados Independientes, el remanente político de la desintegrada Unión Soviética.

Esta historia de guerras, calientes y frías, carreras frenéticas y competencias arriesgadas, dejó una cauda de conocimientos y desarrollos tecnológicos sin precedentes en la historia de la ciencia y la tecnología. Rusia, heredera de la mayoría de los cohetes e instalaciones soviéticas, y Ucrania, han comercializado los cohetes para misiles reconvirtiéndolos en una especie de agencia de transportación espacial. Países de todo el mundo han utilizado sus servicios, incluido Estados Unidos.

La agencia espacial paradigmática, líder indiscutible en cuanto hace al desarrollo de ciencia y tecnología en la materia, es la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos), que acaba de cumplir 50 años. Además de la emblemática misión Apollo, la NASA ha alcanzado grados de sofisticación como el Telescopio Espacial Hubble, que, a pesar de todas las fallas técnicas y de sufrir vaivenes presupuestales, acaba de regalarnos la primera observación directa de un sistema planetario diferente al nuestro, entre muchos otros descubrimientos científicos.

Hoy, varios robots orbitan o caminan sobre Marte, donde han descubierto agua y buscan indicios de vida, pasada o actual; satélites han sido arrojados a Júpiter, Venus; han fotografiado con todo detalle Mercurio, así como varias lunas jovianas. Las misiones de la NASA han revelado la naturaleza de los bloques de construcción del sistema solar: asteroides, cometas y objetos del cinturón de Kuiper. El Pioneer 10 y 11, Voyager 1 y 2, Galileo y la más reciente misión espacial Cassini-Huygens han mostrado el enorme sistema de nubes de planetas gigantes, dinámicas complejas y la prevalencia de un sistema de anillos cuyo estudio ha ayudado a los científicos a modelar la formación del Sistema Solar.

La forma de trabajar en el espacio también ha cambiado con la nueva estructura geopolítica. Desde la misión conjunta Apollo-Soyuz hasta la Estación Espacial Internacional donde participan ya 15 países, hay mucha ciencia y tecnología lograda en un esquema de cooperación multinacional.

La ciencia y la tecnología aeroespacial han permitido disfrutar hoy de la telefonía fija y celular, internet, la televisión, el rayo láser que hace posible el DVD e instrumentos de diagnóstico y terapéuticos. La microtecnología que posibilita el uso de dispositivos de música portátiles. Pero también avances médicos, implantes, la comprensión de la mecánica del aparato musculoesquelético en condiciones de ingravidez, germinación de plantas, fármacos imposibles sin la ausencia de gravedad.

Los satélites han permitido la comprensión y prevención de desastres hidrometeorológicos, estudios tectónicos. Artículos de la vida cotidiana como los alimentos al alto vacío, ropa térmica, lentes ultradelgados se han desarrollado completa o parcialmente gracias a la carrera espacial.

Paradójicamente, nunca se conoció mejor nuestro propio planeta que cuando lo pudimos observar y estudiar desde el espacio. Hoy, una miríada de satélites recorre nuestra atmósfera. Una nave con un mensaje de la humanidad salió ya del Sistema Solar. Algunos países han llegado tarde, pero con gran empuje, a esta carrera tecnológica: Japón, China, España, India y Brasil tienen fuertes apuestas por su desarrollo aeroespacial. Japón posó ya una nave en un asteroide, otra fotografió un cometa. China puso en órbita sus propias naves con tecnología para ser reutilizadas, y asegura que alunizará en cinco o seis años. España, con la Unión Europea, se ha volcado en la construcción de sofisticados equipos para la Estación Espacial Internacional.

Pero es esencial entender lo que está ocurriendo en India y Brasil, con niveles de desarrollo y economías similares a México, con sus agencias espaciales. La Agencia India de Investigación Espacial fue fundada en 1972 y tiene su sede en la ciudad de Bangalore, uno de los centros universitarios y de investigación científica más vanguardistas. India puso énfasis en el desarrollo de software y equipo satelital de alta tecnología. Lanzó su primer satélite en 1975 y hoy cuenta con estaciones de seguimiento, centros propios de lanzamiento y vende satélites y lanzamientos orbitales desde sus propias plataformas.

El satélite orbital lunar Chandrayaan 1 envió ya sus primeras imágenes de la Luna, y el programa meteorológico, con absoluta independencia en materia de telecomunicaciones, televisión, internet de banda propia y servicios afines en Asia, han impulsado la economía india de manera formidable en la última década. El programa de nanosatélites y desarrollo de nuevos materiales está a la vanguardia mundial.

La Agenda Espacial Brasileira (AEB), fundada en 1994, dirige uno de los programas espaciales más jóvenes del mundo. Sin embargo, el programa brasileño es el de mayor avance en América del Sur. Reconocida como una gestión de la propia comunidad científica y tecnológica de Brasil, la filosofía de trabajo de la AEB  es digna de comentarse. La Agencia Espacial Brasileira reconoce a la innovación como el eje fundamental de su política pública en la materia. En una evaluación entregada en 2008, se da a conocer el impacto en las empresas públicas y privadas involucradas en la industria.

Los científicos y técnicos brasileños han desarrollado satélites con tecnología propia, con énfasis en el diseño de materiales que resisten los bruscos cambios de temperatura. La derrama tecnológica en materia de vehículos espaciales se refleja en el liderazgo regional de Brasil en la construcción de aviones de trayecto medio, que empiezan a vender ya en todo el mundo.

El gobierno brasileño reconoce que la formación, crecimiento y consolidación de un grupo fuerte de investigadores en materia aeroespacial, y aún en áreas no directamente relacionadas, han derivado en un retorno de la inversión en la forma de equipos de alto valor agregado, tanto en la cadena de proveedores como en las instituciones de educación superior de varias regiones de Brasil.

Brasil sabe bien que, de no conocer de propia mano aspectos que le son críticos, como el grado de deterioro de la cuenca del Amazonas, las características del fondo marino para su agresivo programa de prospección petrolera en aguas profundas, así como su liderazgo en nuevas energías y la explotación sustentable de sus recursos naturales, su grado de soberanía se vería severamente amenazado.

La actividad aeroespacial está lejos de ser algo superfluo, y el impacto de la investigación científica que genera en beneficio de las naciones está fuera de toda duda para los países que han invertido en ello.


* Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC)

consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx