DR.
WOLF LUIS MOCHAN BACKAL INSTITUTO
DE CIENCIAS FISICAS UNIVERSIDAD
NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO Presente Adjunto
al presente mensaje me permito hacerle llegar el artículo escrito por el
Consejero, Dr. Jaime Urrutia, titulado, “Ciencia, educación y
desarrollo en África”, publicado el día de hoy en la sección Opinión
del periódico La Crónica de Hoy. Aprovecho
la ocasión para mandarle un cordial saludo. Atentamente, Dr.
Rigoberto Aranda Reyes Secretario
de Comunicación Consejo
Consultivo de Ciencias de la Presidencia
de la República (CCC) San
Francisco No. 1626-305 Col.
Del Valle Delegación
Benito Juárez 03100
México, D.F. Teléfonos (52
55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112
Jaime Urrutia Fucugauchi* | Opinión 2011-02-02 Ciencia, educación y
desarrollo en África En las últimas décadas, las
naciones industrializadas han caminado hacia una economía globalizada impulsada
fuertemente en los desarrollos científicos y tecnológicos. Estas tendencias han
contribuido a aumentar la brecha entre las naciones desarrolladas y aquellas en
proceso de desarrollo y menos desarrolladas; añadiéndose a la ya larga lista de
diferencias económicas, sociales y políticas las diferencias en investigación
científica, innovación, desarrollo tecnológico y educación. Algunos de estos
países han tenido la visión y habilidades de incorporar acciones y mecanismos
para impulsar el desarrollo científico y tecnológico como los países del
sureste asiático; sin embargo, la mayoría -80% de la población mundial- tiene
niveles de subdesarrollo y falta de capacidad en ciencia y tecnología. Como
resultado, estos países que no tienen la capacidad para contribuir a la
sociedad del conocimiento están relegados a consumir los nuevos avances y
tecnologías. Los ritmos de cambio tecnológico ocasionan que, dadas las
carencias en infraestructura básica en los países menos desarrollados, muchos
de los avances inclusive sólo puedan ser parcialmente utilizados. Como parte de los procesos de
globalización, las economías de los países subdesarrollos han sido forzadas a
incorporar políticas y acciones en economías orientadas al mercado.
Desafortunadamente, la falta de infraestructura básica que soporte los
mecanismos de operación de estas economías no permite que tengan éxito. En
muchas naciones, los problemas de pobreza extrema, hambrunas, malnutrición,
enfermedades infecciosas, conflictos armados, etcétera hacen el panorama aún
más dramático y disminuyen las posibilidades de lograr avances, aun pequeños.
Los mecanismos de ayuda internacional y de algunas naciones industrializadas
intentan parcialmente aliviar problemas extremos. En el caso de los países del
continente africano, particularmente en el África sub-Sahara, los diferentes
programas de ayuda han canalizado miles de millones de dólares en las pasadas
décadas; sin embargo, los problemas subsisten y aumentan. A lo largo de los
años, y a pesar de los programas internacionales de ayuda humanitaria, los
niveles de pobreza extrema en los países africanos no han disminuido. Los problemas y la urgente
necesidad de cambios de estrategia han sido puestos de manifiesto en diversos
foros internacionales, incluyendo las reuniones de jefes de estado de los
grupos G8, G8+5 y G20. Las estrategias requeridas deben incorporar como
elementos principales la construcción de capacidades internas dentro de los
países que permita el crecimiento y fortalecimiento de la infraestructura e
instituciones y aprovechamiento efectivo de los recursos naturales.
Paradójicamente, varias de las naciones más pobres en África poseen abundantes
recursos minerales y energéticos al tiempo que la mayoría de la población
subsiste por debajo de los niveles de pobreza. Las nuevas estrategias, entre
ellas aquellas que promuevan y fortalezcan las inversiones en educación,
incluyendo la educación superior, tienen urgente necesidad de impulsarse.
Diversos estudios han analizado los problemas que enfrentan estas naciones, que
entre otros factores en común se caracterizan por bajos niveles educativos y
pobre desarrollo en ciencia y tecnología. Los problemas en los sistemas
educativos han sido reconocidos ampliamente y dentro de los objetivos de
desarrollo del milenio figuran especialmente la educación superior e
investigación científica. La red de Academias de Ciencia de África NASAC ha
manifestado la importancia crítica de fortalecimiento de las capacidades
científicas y tecnológicas de la región como requisito indispensable para el
desarrollo, enfatizando la necesidad de contar con una masa crítica de
científicos y tecnólogos de nivel internacional, capaces de enfrentar los
desafíos y problemas del continente. Recientemente un grupo amplio de
académicos de varios países encabezados por el profesor David Strangway de
Canadá han colaborado para formular un programa de apoyo a la educación
superior e investigación científica en África denominado “Academic Chairs
for Africa”, a través del establecimiento de mil posiciones a nivel de
profesor en las universidades del continente. Los propósitos son múltiples e
incluyen prominentemente el contribuir a la creación de las capacidades
internas en el continente y que la toma de decisiones para las diferentes
actividades y acciones sean tomadas desde dentro. La intención es promover que
científicos y tecnólogos africanos que actualmente trabajan en países
desarrollados tengan las opciones para un regreso a África en condiciones más
favorables y con mayores posibilidades de contribuir. En este contexto, se ha
cuestionado si esta propuesta de creación de plazas en universidades es viable,
¿qué posibilidades tiene de tener éxito?, ¿cuál será su contribución al
desarrollo de los países en el continente?, e incluso que tiene que ver esta
propuesta con nuestro país o el resto del mundo en desarrollo. El
financiamiento del programa se ha planteado a los países del grupo G8+5, y esta
petición incluye la argumentación y análisis de su viabilidad, objetivos y
perspectivas. Los desafíos son grandes, ya que no solo salarios a niveles de
Europa o Norteamérica serán garantía para que los científicos que regresen a
África tengan las condiciones mínimas adecuadas y efectividad esperadas. ¿Qué
se espera de México y de otros países?, ¿en qué podemos contribuir? Las tareas
son muchas y diversas y la participación de la comunidad académica
internacional será determinante para el futuro de la empresa. Entre las tareas,
un paso importante es la creación de redes de científicos e instituciones en
los diferentes países, con capacidades de traspasar a través de las barreras
entre campos del conocimiento, políticas y sociales, interconectar y colaborar
para resolver desafíos compartidos. La comunidad científica en el país puede
contribuir al éxito de la iniciativa por medio de programas de colaboración,
intercambio y estancias académicas de colegas y estudiantes, estudios de
posgrado y post-doctorado, y programas conjuntos de investigación y desarrollo
tecnológico. Para que los habitantes de las
naciones africanas tengan un futuro, deben desarrollar las capacidades humanas
y de infraestructura interna para una participación menos desigual en una
economía globalizada impulsada y basada en el conocimiento. *Integrante del CCC
y participante en el programa internacional “Academic Chairs for
Africa” consejo_consultivo_de_ciencias_@xxxxxxxxxx |