DR.
WOLF LUIS MOCHAN BACKAL INSTITUTO
DE CIENCIAS FISICAS UNIVERSIDAD
NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO Presente Adjunto
al presente mensaje me permito hacerle llegar el artículo escrito por el
Consejero, Dr. Octavio Paredes López, titulado, “Nutrición,
Obesidad y Envejecimiento”,
publicado el día de hoy en la sección Opinión del periódico La Crónica de Hoy. Aprovecho
la ocasión para mandarle un cordial saludo. Atentamente, Dr.
Rigoberto Aranda Reyes Secretario
de Comunicación Consejo
Consultivo de Ciencias de la Presidencia
de la República (CCC) San
Francisco No. 1626-305 Col.
Del Valle Delegación
Benito Juárez 03100
México, D.F. Teléfonos (52
55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112 Nutrición,
Obesidad y Envejecimiento Desde que
Hipócrates expresó en el año 400 a.C la famosa máxima “deja que tu
alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” la nutrición
ha dado pasos notables, pero limitados, para su entendimiento. Apenas en 1912
se acuñó el término vitamina. En la década de 1930 se identificaron los
aminoácidos esenciales; componentes proteínicos que el organismo no puede
sintetizar y debe ingerirlos; y en esa misma década y en la previa se descubrió
la importancia del hierro. En 1941 se establecieron por primera vez en los EU
las recomendaciones dietéticas permitidas (RDA´s por su abreviatura en inglés)
de substancias claves en la alimentación. Y hacia fines del siglo pasado y
principios de éste se han estudiado dinámicamente los aspectos genéticos y
moleculares asociados con la obesidad, y muy recientemente se ha acuñado el
término de nutrigenómica, disciplina que estudia cómo los compuestos que se
encuentran en los alimentos alteran o modifican la expresión de la información
genética en cada individuo; aunque los científicos de la Universidad de Cornell
reportaron ya en 1935 que algunos mamíferos con 30% menos de calorías en su
dieta vivían 40% más tiempo que sus congéneres de laboratorio. La obesidad y el
sobrepeso representan enormes riesgos para las enfermedades crónicas incluyendo
diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ciertas formas
de cáncer. Las principales causas están asociadas al consumo excesivo de
alimentos densos en energía, ricos en grasas saturadas y azúcares así como
actividad física reducida. Estudios recientes muestran que las personas que
estuvieron mal alimentadas en la edad temprana y se convierten en obesas en la
edad adulta tienen mayor tendencia a desarrollar hipertensión, enfermedades
coronarias y diabetes en una edad más temprana que aquellas que no pasaron por
una alimentación defectuosa. Se sabe igualmente
que las restricciones dietéticas, sin llegar a la malnutrición, prolongan el
periodo de vida de organismos como levaduras, gusanos, moscas, roedores,
algunos mamíferos y hasta seres humanos. Investigadores de diversos centros
científicos del mundo han encontrado actualmente que especies diferentes de
animales sometidas a dietas hipocalóricas y limitadas en glucosa incrementan su
promedio de vida; decenas de especies se han sometido a este tipo de dietas y
los resultados experimentales son convergentes: tienen periodos de vida
estadísticamente más largos que aquellas especies con regímenes alimenticios
hipercalóricos. Experimentos con moscas también han demostrado que un régimen
dietético frugal aumenta la esperanza de vida un 50% en relación a aquellas
bajo una alimentación normal; y las primeras alargan más su periodo de vida si
ellas simplemente perciben el olor de la alimentación. A la fecha ha
quedado claro que dietas ricas acortan la vida quizá no por exceso de calorías
sino por desbalances en el régimen alimenticio; se ha encontrado ahora que los
nutrientes implicados en la restricción dietética son especialmente los
aminoácidos esenciales. En la mosca Drosophila las reducciones en el consumo de
caseína, una fuente notable de aminoácidos, generan extensión en el periodo de
vida pero decrece la fecundidad. Estos estudios han demostrado que
restricciones en el aminoácido esencial metionina incrementan la longevidad de
moscas y ratones; esto se debe a que la deficiencia de metionina neutraliza los
daños oxidativos con base en incrementar los niveles del antioxidante
glutatión. Debe señalarse que
los experimentos de restricción calórica mantienen niveles adecuados de
vitaminas, minerales y otros nutrientes, y que todo indica que con estas
estrategias se influye de alguna manera en los mecanismos moleculares asociados
con el avance de la diabetes, Alzheimer, enfermedades cardiovasculares, Parkinson
e incluso cáncer; los animales experimentales tienen una tendencia estadística
mayor en la protección a algunos de estos padecimientos a lo largo de su vida. Científicos de la
Universidad de Montreal han encontrado que la secreción de la hormona del
crecimiento, que disminuye tajantemente durante el envejecimiento, se preserva
bajo restricciones calóricas. La hormona del crecimiento en etapas normales
favorece el mantenimiento de la masa muscular y la lipólisis (la descomposición
de lípidos en ácidos grasos) que reducen la acumulación del tejido adiposo. A
medida que se envejece la hormona del crecimiento llega a desaparecer con los
efectos negativos correspondientes; esta tendencia se frena y quizá se revierte
con la restricción calórica. Igualmente han observado los geriatras
quebequenses que los animales bajo estas pruebas conservan una mejor actividad
motriz, son más ágiles, su capacidad de aprendizaje es mayor y su
comportamiento cognitivo mejora. Otra de las observaciones es que durante el envejecimiento
disminuye la secreción de bilis por el hígado, los animales bajo restricción
energética mantienen la síntesis biliar parecida a aquellos muy jóvenes. Los
pequeños mamíferos bajo estudio a los que se les reduce progresivamente la
ración alimenticia hasta un 40%, en relación a otros bajo alimentación ad
libitum, viven 50% más tiempo y con mejor salud. Se ha medido la expresión de
genes y se ha encontrado que la información proveniente del hipotálamo (una
estructura clave del cerebro) que determina la secreción de la hormona del
crecimiento pierde gradualmente durante el envejecimiento su capacidad para
activar correctamente la hipófisis (la glándula que secreta esta hormona); la
restricción calórica preserva esta función. El estrés oxidativo
está presente en el origen de la arteriosclerosis (depósitos lipídicos en las
paredes de los vasos sanguíneos), de la diabetes y de otras degeneraciones
celulares. El fenómeno de la oxidación es una agresión enorme a las células que
se deterioran por tal estrés. La restricción calórica preserva la expresión de
genes responsables de las defensas contra este estrés y contribuye a la
destoxificación celular. La gran pregunta es
si la restricción calórica es una receta aplicable a los humanos. En la
Universidad de California estudiaron personas con peso normal sometidas a una
dieta espartana que no sobrepasaba el nivel de 2,000 calorías diarias, en lugar
de las 3,000 habituales, y ellas presentaron niveles de colesterol malo y de
triglicéridos más bajos, y colesterol bueno más alto, que el grupo control;
asimismo su corazón funcionaba mejor y su presión arterial era más baja. Los
nutriólogos de la Universidad de Sherbrooke en Canadá insisten en que el
mantenimiento de una alimentación baja en calorías para la sociedad actual es
prácticamente imposible; se piensa que lo que podría hacerse es intentar una
alimentación con una buena densidad nutricional, muy baja en grasas y en otros
componentes altamente calóricos como edulcorantes y pasteles, privilegiando las
frutas y las verduras (componentes desafortunadamente más caros que aquellos de
alta densidad calórica) con altos contenidos acuosos así como las harinas
integrales, y pescados ricos en ácidos omega. A pesar de su belleza
nutracéutica los mexicanos han menospreciado inexplicablemente, las harinas
integrales de amaranto (la denominada alegría que podría alegrar nuestro
corazón) y al nopal y sus productos, entre otros reprobables menosprecios,
estando tan inmersos en nuestro entorno rico en biodiversidad y hasta en
nuestra propia historia. La restricción calórica induce el riesgo de carencias
en vitaminas y minerales; por ello, la educación en todos los espacios es
fundamental. Las personas que estén informadas y consuman frecuentemente
alimentos ricos en antioxidantes estarán mejor prevenidas para responder al
estrés oxidativo. El microbioma
intestinal (la carga microbiológica individual) lo forman cerca de 1,000
especies de bacterias diferentes, por ello se considera que el organismo humano
tiene dos genomas individuales; el propio del cuerpo y el del microbioma que
tiene más de 100 veces más genes que el primero, lo que representa más retos
pero también más oportunidades. Adicionalmente se ha encontrado que el
microbioma intestinal presenta grandes variaciones entre diferentes grupos
étnicos como consecuencia de la alimentación; por ello la expresión “tú
eres lo que tú comes” tiene una buena dosis de realismo. Algunos
científicos consideran que será posible algún día retardar el envejecimiento, y
vivir con mejor salud, mediante el empleo complementario de píldoras
conteniendo sustancias nutracéuticas diversas; por ejemplo, el resveratrol
presente en altas cantidades en el vino rojo es un potente antioxidante; las
sustancias azufradas contenidas en el brócoli como el sulfurafeno tienen
notables principios inhibitorios para cierto tipo de cánceres; ciertas
proteínas de amaranto tienen funciones antihipertensivas, según los estudios de
nuestro grupo, mejores que los fármacos comerciales, entre otros. Los avances
crecientes de la nutrigenómica sugieren que las dietas diarias a seguir en
forma individual, en el futuro podrán tener una buena dosis de ciencia y con
una fuerte tendencia a prevenir padecimientos indeseables o minimizar las
susceptibilidades correspondientes; todo ello sin eliminar el placer que
conlleva la gastronomía misma. En la búsqueda por alcanzar mejores niveles de
salud y bienestar, se prevé que los esfuerzos hacia un mejor conocimiento del
trío descrito en el título de este trabajo ocuparán profusamente la atención y
ocupación de diversos profesionales durante el resto del siglo XXI. Al final,
en la esperanza de vida individual y con calidad la sociedad tiene la palabra.
(Primavera 2011). *Octavio Paredes
López es investigador del Cinvestav-IPN Irapuato, miembro de la Junta de
Gobierno de la UNAM, y miembro del Consejo Consultivo de Ciencias. *Octavio Paredes
Saharópulos está adscrito al Hospital General, Irapuato,
Gto. consejo_consultivo_de_ciencias@xxxxxxxxxx |