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CCC.Artículo del Dr. Octavio Paredes López



Title: Xxxxxx

DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL

INSTITUTO DE CIENCIAS FISICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

Presente

 

Adjunto al presente mensaje me permito hacerle llegar el artículo escrito por el Consejero, Dr. Octavio Paredes López, titulado, “Nutrición, Obesidad y Envejecimiento”, publicado el día de hoy en la sección Opinión del periódico La Crónica de Hoy.

 

 

 

Aprovecho la ocasión para mandarle un cordial saludo.

 

 

Atentamente,

 

Dr. Rigoberto Aranda Reyes

Secretario de Comunicación

 

Consejo Consultivo de Ciencias de la

Presidencia de la República (CCC)

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Nutrición, Obesidad y Envejecimiento

 

Desde que Hipócrates expresó en el año 400 a.C la famosa máxima “deja que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” la nutrición ha dado pasos notables, pero limitados, para su entendimiento. Apenas en 1912 se acuñó el término vitamina. En la década de 1930 se identificaron los aminoácidos esenciales; componentes proteínicos que el organismo no puede sintetizar y debe ingerirlos; y en esa misma década y en la previa se descubrió la importancia del hierro. En 1941 se establecieron por primera vez en los EU las recomendaciones dietéticas permitidas (RDA´s por su abreviatura en inglés) de substancias claves en la alimentación. Y hacia fines del siglo pasado y principios de éste se han estudiado dinámicamente los aspectos genéticos y moleculares asociados con la obesidad, y muy recientemente se ha acuñado el término de nutrigenómica, disciplina que estudia cómo los compuestos que se encuentran en los alimentos alteran o modifican la expresión de la información genética en cada individuo; aunque los científicos de la Universidad de Cornell reportaron ya en 1935 que algunos mamíferos con 30% menos de calorías en su dieta vivían 40% más tiempo que sus congéneres de laboratorio.

 

La obesidad y el sobrepeso representan enormes riesgos para las enfermedades crónicas incluyendo diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ciertas formas de cáncer. Las principales causas están asociadas al consumo excesivo de alimentos densos en energía, ricos en grasas saturadas y azúcares así como actividad física reducida. Estudios recientes muestran que las personas que estuvieron mal alimentadas en la edad temprana y se convierten en obesas en la edad adulta tienen mayor tendencia a desarrollar hipertensión, enfermedades coronarias y diabetes en una edad más temprana que aquellas que no pasaron por una alimentación defectuosa.

 

Se sabe igualmente que las restricciones dietéticas, sin llegar a la malnutrición, prolongan el periodo de vida de organismos como levaduras, gusanos, moscas, roedores, algunos mamíferos y hasta seres humanos. Investigadores de diversos centros científicos del mundo han encontrado actualmente que especies diferentes de animales sometidas a dietas hipocalóricas y limitadas en glucosa incrementan su promedio de vida; decenas de especies se han sometido a este tipo de dietas y los resultados experimentales son convergentes: tienen periodos de vida estadísticamente más largos que aquellas especies con regímenes alimenticios hipercalóricos. Experimentos con moscas también han demostrado que un régimen dietético frugal aumenta la esperanza de vida un 50% en relación a aquellas bajo una alimentación normal; y las primeras alargan más su periodo de vida si ellas simplemente perciben el olor de la alimentación.

 

A la fecha ha quedado claro que dietas ricas acortan la vida quizá no por exceso de calorías sino por desbalances en el régimen alimenticio; se ha encontrado ahora que los nutrientes implicados en la restricción dietética son especialmente los aminoácidos esenciales. En la mosca Drosophila las reducciones en el consumo de caseína, una fuente notable de aminoácidos, generan extensión en el periodo de vida pero decrece la fecundidad. Estos estudios han demostrado que restricciones en el aminoácido esencial metionina incrementan la longevidad de moscas y ratones; esto se debe a que la deficiencia de metionina neutraliza los daños oxidativos con base en incrementar los niveles del antioxidante glutatión. 

 

Debe señalarse que los experimentos de restricción calórica mantienen niveles adecuados de vitaminas, minerales y otros nutrientes, y que todo indica que con estas estrategias se influye de alguna manera en los mecanismos moleculares asociados con el avance de la diabetes, Alzheimer, enfermedades cardiovasculares, Parkinson e incluso cáncer; los animales experimentales tienen una tendencia estadística mayor en la protección a algunos de estos padecimientos a lo largo de su vida.

 

Científicos de la Universidad de Montreal han encontrado que la secreción de la hormona del crecimiento, que disminuye tajantemente durante el envejecimiento, se preserva bajo restricciones calóricas. La hormona del crecimiento en etapas normales favorece el mantenimiento de la masa muscular y la lipólisis (la descomposición de lípidos en ácidos grasos) que reducen la acumulación del tejido adiposo. A medida que se envejece la hormona del crecimiento llega a desaparecer con los efectos negativos correspondientes; esta tendencia se frena y quizá se revierte con la restricción calórica. Igualmente han observado los geriatras quebequenses que los animales bajo estas pruebas conservan una mejor actividad motriz, son más ágiles, su capacidad de aprendizaje es mayor y su comportamiento cognitivo mejora. Otra de las observaciones es que durante el envejecimiento disminuye la secreción de bilis por el hígado, los animales bajo restricción energética mantienen la síntesis biliar parecida a aquellos muy jóvenes. Los pequeños mamíferos bajo estudio a los que se les reduce progresivamente la ración alimenticia hasta un 40%, en relación a otros bajo alimentación ad libitum, viven 50% más tiempo y con mejor salud. Se ha medido la expresión de genes y se ha encontrado que la información proveniente del hipotálamo (una estructura clave del cerebro) que determina la secreción de la hormona del crecimiento pierde gradualmente durante el envejecimiento su capacidad para activar correctamente la hipófisis (la glándula que secreta esta hormona); la restricción calórica preserva esta función.

 

El estrés oxidativo está presente en el origen de la arteriosclerosis (depósitos lipídicos en las paredes de los vasos sanguíneos), de la diabetes y de otras degeneraciones celulares. El fenómeno de la oxidación es una agresión enorme a las células que se deterioran por tal estrés. La restricción calórica preserva la expresión de genes responsables de las defensas contra este estrés y contribuye a la destoxificación celular.

 

La gran pregunta es si la restricción calórica es una receta aplicable a los humanos. En la Universidad de California  estudiaron personas con peso normal sometidas a una dieta espartana que no sobrepasaba el nivel de 2,000 calorías diarias, en lugar de las 3,000 habituales, y ellas presentaron niveles de colesterol malo y de triglicéridos más bajos, y colesterol bueno más alto, que el grupo control; asimismo su corazón funcionaba mejor y su presión arterial era más baja. Los nutriólogos de la Universidad de Sherbrooke en Canadá insisten en que el mantenimiento de una alimentación baja en calorías para la sociedad actual es prácticamente imposible; se piensa que lo que podría hacerse es intentar una alimentación con una buena densidad nutricional, muy baja en grasas y en otros componentes altamente calóricos como edulcorantes y pasteles, privilegiando las frutas y las verduras (componentes desafortunadamente más caros que aquellos de alta densidad calórica) con altos contenidos acuosos así como las harinas integrales, y pescados ricos en ácidos omega. A pesar de su belleza nutracéutica los mexicanos han menospreciado inexplicablemente, las harinas integrales de amaranto (la denominada alegría que podría alegrar nuestro corazón) y al nopal y sus productos, entre otros reprobables menosprecios, estando tan inmersos en nuestro entorno rico en biodiversidad y hasta en nuestra propia historia. La restricción calórica induce el riesgo de carencias en vitaminas y minerales; por ello, la educación en todos los espacios es fundamental. Las personas que estén informadas y consuman frecuentemente alimentos ricos en antioxidantes estarán mejor prevenidas para responder al estrés oxidativo.

 

El microbioma intestinal (la carga microbiológica individual) lo forman cerca de 1,000 especies de bacterias diferentes, por ello se considera que el organismo humano tiene dos genomas individuales; el propio del cuerpo y el del microbioma que tiene más de 100 veces más genes que el primero, lo que representa más retos pero también más oportunidades. Adicionalmente se ha encontrado que el microbioma intestinal presenta grandes variaciones entre diferentes grupos étnicos como consecuencia de la alimentación; por ello la expresión “tú eres lo que tú comes” tiene una buena dosis de realismo.

   Algunos científicos consideran que será posible algún día retardar el envejecimiento, y vivir con mejor salud, mediante el empleo complementario de píldoras conteniendo sustancias nutracéuticas diversas; por ejemplo, el resveratrol presente en altas cantidades en el vino rojo es un potente antioxidante; las sustancias azufradas contenidas en el brócoli como el sulfurafeno tienen notables principios inhibitorios para cierto tipo de cánceres; ciertas proteínas de amaranto tienen funciones antihipertensivas, según los estudios de nuestro grupo, mejores que los fármacos comerciales, entre otros. Los avances crecientes de la nutrigenómica sugieren que las dietas diarias a seguir en forma individual, en el futuro podrán tener una buena dosis de ciencia y con una fuerte tendencia a prevenir padecimientos indeseables o minimizar las  susceptibilidades correspondientes; todo ello sin eliminar el placer que conlleva la gastronomía misma. En la búsqueda por alcanzar mejores niveles de salud y bienestar, se prevé que los esfuerzos hacia un mejor conocimiento del trío descrito en el título de este trabajo ocuparán profusamente la atención y ocupación de diversos profesionales durante el resto del siglo XXI. Al final, en la esperanza de vida individual y con calidad la sociedad tiene la palabra. (Primavera 2011).

 

 

*Octavio Paredes López es investigador del Cinvestav-IPN Irapuato, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, y miembro del Consejo Consultivo de Ciencias.

*Octavio Paredes Saharópulos está adscrito al Hospital

General, Irapuato, Gto.

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