[Date Prev][Date Next][Thread Prev][Thread Next][Date Index][Thread Index]

CCC - Artículo de la Dra. Mayana Zatz



Title: Xxxxxx

DR. WOLF LUIS MOCHAN BACKAL

INSTITUTO DE CIENCIAS FISICAS

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

Presente

 

Adjunto al presente mensaje me permito hacerle llegar el artículo escrito por la ganadora del Premio México de Ciencia y Tecnología 2008 la Dra. Mayana Zatz, titulado, “Lo que tengo en común con Saura y Serrat”, publicado el día de hoy en la sección Opinión del periódico La Crónica de Hoy.

Aprovecho la ocasión para mandarle un cordial saludo.

 

Atentamente,

 

Dr. Rigoberto Aranda Reyes

Secretario Ejecutivo Adjunto

 

Consejo Consultivo de Ciencias de la

Presidencia de la República

 

San Francisco No. 1626-305

Col. Del Valle

Delegación Benito Juárez

03100 México, D.F.

Teléfonos

(52 55) 5524-4558, 5524-9009 y 5534-2112

correo@xxxxxxxxxx

http://www.ccc.gob.mx

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

http://www.cronica.com.mx/imagenes/logo.gif

 

Mayana Zatz | Opinión  2011-09-28

 

 

Lo que tengo en común con Saura y Serrat

 Me preguntaron si yo prefería hablar en inglés. Para mí sería mucho más fácil. Pero pensé que sería más simpático tratar de hablar un idioma más cercano al español. Así que voy a hablar en portuñol.

Es difícil describir la emoción que sentí cuando el doctor Carlos Arámburo me buscó, a principios de este año, diciéndome que traía un mensaje del doctor José Narro, magnífico rector de la UNAM. Yo no tenía la menor idea de qué se trataba. El mensaje era que quería proponer mi nombre para recibir el título de doctor honoris causa y me preguntaba si aceptaba ese honor. Por un lado me preguntaba, ¿lo merezco?  Por otro, ¿cómo rehusar recibir un homenaje de una universidad tan importante como la Universidad Nacional Autónoma de México?

Después, el doctor José Narro me pidió que hiciera un breve discurso en nombre de los tres ganadores extranjeros. Seguramente, soy la menos cualificada de los tres para expresar la emoción y el honor que sentimos al ser agraciados con un título tan importante como éste.

Y entonces me acordé de una historia contada por un científico. Dijo que había una cárcel con dos condenados a la muerte: un científico y un artista. En el día de la ejecución, el director de la penitenciaria les llamó y dijo que tenían derecho a un último deseo. El científico dijo: Me gustaría contarles a todos de mi vida, contarles todos mis fracasos e logros científicos. E inmediatamente el artista dijo: Mi último deseo es que me maten antes que él empiece a hablar.

Creo que el doctor Narro conoce esa historia, porque me concedió solamente diez minutos.

No hace falta que hable de la relación de hermandad que existe entre México y España, el país de Carlos Saura y Joan Manuel Serrat. Pero en Brasil hablamos otro idioma y, aunque México no tenga fronteras con Brasil y se encuentre  geográficamente muy distante de nosotros, México es el país de América Latina más querido por los brasileños. Y, por supuesto, estoy entre ellos. Creo que ese amor se encendió durante el mundial de futbol en 1970, cuando Brasil se convirtió en triple campeón del mundo en México. Fue una comunión inolvidable entre nuestros países y nuestros pueblos. Pero, ¿qué tenemos en común el gran director de cine Carlos Saura, el reconocido músico y compositor Joan Manuel Serrat y una científica brasileña?  Algo muy, muy precioso. Nuestro genoma, el genoma humano.

 

Todos fuimos testigos del proyecto gigantesco, que  empezó  en 1990 y  cuyo objetivo era trazar, hasta el 2005, un mapa de todos los genes responsables por nuestros rasgos heredados. En 2003, dos años antes de lo esperado, participé otra vez en México de un momento histórico. Esa vez, en Cancún. Era un simposio en conmemoración del término del  secuenciación del genoma humano, con la presencia de Francis Collins, responsable por este proyecto en el NIH (National Institute of Health). ¡Lo hicimos! ¡Lo hicimos! Repitió emocionado.

La sorpresa fue que el número de genes humanos era mucho menor de lo esperado: alrededor de 20,000. Aproximadamente el mismo número que el  C. elegans, un gusano que tiene 1,000 y pocas células y unos pocos centímetros. ¡Qué decepción!  Pero descubrimos que nuestro genoma es mucho más complicado  de lo que pensábamos y que nos tomaría décadas comprenderlo.

Pero, ¿cómo el conocimiento del genoma afectará nuestras vidas? ¿Y la de nuestros hijos y nietos? Las grandes preguntas que queremos contestar son:

¿Por qué nos enfermamos?

¿Por qué nos tornamos viejos?

¿Por qué morimos?

¿Por qué reaccionamos de manera diferente a los medicamentos?

¿Por qué tenemos que ir a un médico para que nos diga lo que está mal en nuestro cuerpo?

Y para mí, la pregunta crucial es: ¿Cómo aplicar el conocimiento de nuestro genoma para tratar enfermedades? Encontrar una cura para las enfermedades que estudio hace décadas ha sido mi principal meta en la vida.

¿Y en el futuro?  ¿Vamos a entenderlo?

¿Qué parte de nuestra personalidad y de nuestro comportamiento están influenciados por nuestros genes?

¿Cómo funciona nuestra memoria?

¿Nuestros pensamientos?

¿Nuestra inteligencia?

¿Nuestros sentimientos y emociones?

¿Será  posible algún día manejar esto todo?

Y mientras investigamos y filosofamos acerca de  muchos aspectos del futuro, un número creciente de problemas éticos surgen todos los días. ¿Cómo se utiliza la información revelada por nuestro  genoma? ¿Cuáles son las implicaciones éticas de las pruebas genéticas?

Testes genéticos hoy nos cuantifican el riesgo futuro de tener enfermedades, algunas incluso sin tratamiento, tales como lo mal de Alzheimer. Pero, si no hay tratamiento, ¿lo queremos saber?

 

¿Quién puede tener acceso a nuestro ADN? ¿Cómo asegurarse que la información sobre nuestro genoma no será utilizado contra nosotros? Por ejemplo, por las compañías de seguros. Por nuestros empleadores. No es necesario sacar sangre para obtener ADN. Lo dejamos por toda parte: en el cigarro que fumamos, el vaso que bebemos.

 

¿A quién pertenece nuestro ADN? ¿Es ético analizar las características del nuestro genoma  sin nuestro conocimiento? ¿Quién protegerá nuestra privacidad genómica?

Y, ¿la selección de embriones? Por supuesto que nos encantaría poder elegir embriones con el talento de Carlos Saura y Joan Manuel Serrat, si eso fuera posible.

Y las parejas que quieren seleccionar embriones de un determinado sexo, porque prefieren un niño o una niña. ¿Es ético?

Y qué decir de las parejas sordas que quieren seleccionar los embriones que también sean sordos. Defienden el derecho al silencio. The right to be silent. Es cierto que todos nosotros preferiríamos ser sordos a veces. Especialmente cuando oímos los discursos políticos. Pero queremos poder elegirlo, no sufrir una imposición irreversible.

¿Es ético privar a una persona de la posibilidad de escuchar “Cuando me vaya” de Joan Manuel Serrat o los diálogos fantásticos de Cría cuervos de Carlos Saura?

Como científica, puedo decir que la posibilidad de investigar lo que tenemos de más importante, nuestro genoma, en un intento para tratar las enfermedades y preguntar cómo los nuevos hallazgos influyen en nuestra vida, es fascinante. Y la buena noticia para los jóvenes que hoy inician su carrera científica es que hay suficientes preguntas para mantenerlos ocupados en los próximos 50 años.

El Proyecto Genoma Humano NO MOSTRÓ DIFERENCIAS entre las razas. Todos somos iguales o diferentes por igual. Es por eso que creo que esos  problemas, que nos afectan a todos en el mundo globalizado, deben ser discutidos por todos los segmentos de la sociedad.

Cuando recibí el Premio de Ciencia y Tecnología de México 2008 fui tratada como una reina por ustedes. Y ahora, otra vez, cuando me otorgaron el título de doctor honoris causa. Repito. No sé si lo merezco, pero puedo garantizar que estos premios y honores tienen un valor increíble.

Es un gigantesco incentivo para seguir la lucha, persiguiendo  nuestros sueños, discutiendo las cuestiones éticas de la sociedad, luchando por un mundo mejor y por lo que creemos que es lo justo.

Muchísimas gracias.

Genetista brasileña, investigadora de la Universidad de Sao Paulo, es Premio México de Ciencia y Tecnología 2008

Discurso pronunciado al recibir la investidura como doctor honoris causa por la UNAM.

 

consejo_consultivo_de_ciencias@xxxxxxxxxx