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María
Valdés Ramírez* | Opinión 2012-02-29
75 años del Instituto
Politécnico Nacional
El Instituto
Politécnico Nacional (IPN) es una institución pública y laica mexicana, de
investigación y enseñanza a niveles medio, medio superior, superior y
postgrado, fundada en la ciudad de México en 1936 por el gran hombre y
respetable presidente Lázaro Cárdenas del Río, siguiendo sus preceptos de
soberanía y nacionalismo (valores fundamentales y tan necesarios en la etapa
que vivimos en la actualidad) y de la reconstrucción del país después de la
Revolución, con el propósito de dar educación profesional a las clases más
desprotegidas y de constituir un impulso para el desarrollo industrial y
económico del país.
En este
ámbito social y académico enfocado a la educación, el General Cárdenas
también fundó el Colegio de México y el Instituto Nacional de Antropología e
Historia, entre otros. Además, lo que era la residencia de los gobernantes
del país, el Castillo de Chapultepec, lo transformó en el Museo Nacional de
Historia. Entre otras actividades de la misma importancia social y académica,
recibió a los refugiados políticos de muchos países, entre ellos 25 mil
refugiados españoles de la guerra civil; se estima que 25 por ciento de estos
inmigrantes eran intelectuales que, con mucho han contribuido al desarrollo
social y académico del país. Ellos contribuyeron a la creación de El Colegio
de México y del Fondo de Cultura Económica, así como a reforzar el profesorado
de la UNAM y del IPN. Fueron muchas las aportaciones de los científicos
españoles, entre ellas la creación de la revista Ciencia, por Ignacio
Bolívar.
El proyecto
Cardenista proponía el necesario desarrollo industrial del país. Para ello
era urgente contar con cuadros preparados en el IPN, tanto de obreros que
podrían estudiar en las escuelas prevocacionales (equivalente a las escuelas
secundarias), técnicos en las escuelas vocacionales (equivalente a las
preparatorias), así como profesionistas en las escuelas superiores y
nacionales, que aportaran los recursos humanos preparados para generar
conocimiento en la formación de un México industrializado.
Algunas
escuelas de enseñanza superior que habían fungido aisladamente se integraron
y formaron inicialmente el IPN como la Escuela Nacional de Medicina
Homeopática (ENMH), la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), la
Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA), la Escuela Superior de
Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) y la Superior de Construcción, así
como un bloque de escuelas del antiguo Instituto Técnico Industrial (ITI).
Las
instalaciones politécnicas estaban ubicadas en diferentes edificios del
actual Centro Histórico de la ciudad de México, así como en la ex hacienda del
Casco de Santo Tomás, donde continúan las instalaciones, tanto las
administrativas como las docentes y deportivas. Posteriormente, durante la
gestión del director general Alejo Peralta, se expropiaron los ejidos de
Santa María Ticomán y de San Pedro Zacatenco, con extensiones de 213
hectáreas el primero y 43 hectáreas el segundo, terrenos que se donaron al
IPN.
En 1958 se
iniciaron las obras de lo que hoy es la Unidad Profesional “Adolfo
López Mateos”. El 19 de marzo de 1959 el presidente de México, Adolfo
López Mateos, el Secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet y el
Director General del IPN, Eugenio Méndez Docurro, inauguraron los primeros
edificios en Zacatenco. En estos primeros edificios se instalaron la Escuela
Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) y la Escuela Superior de
Ingeniería y Arquitectura (ESIA).
En la
actualidad el IPN tiene una matrícula inscrita de 155,785 alumnos en sus 26
escuelas de nivel superior con 271 programas educativos, todos con
reconocimiento del Comité Interdisciplinario de Evaluación de la Educación
Superior de la SEP, más 70 programas de posgrado dentro de Programa Nacional
del Posgrado, impartidos en 81 unidades académicas distribuidas en 17
localidades. El IPN tiene 777 miembros en el Sistema Nacional de
Investigadores de los cuales 30 son nivel III.
Los festejos
de los 75 años del IPN nos han dado la oportunidad de analizar el compromiso
que todos los profesores tenemos para con nuestra sociedad, de recordar las
normas de nuestra institución que tienen como base la libertad de cátedra y
formación de recursos humanos de alta calidad que puedan generar conocimiento
para servir al desarrollo del país. Es también una oportunidad para analizar
el camino de la autocrítica y evitar la autocomplacencia tan frecuente en la
educación superior. Debemos reflexionar y actuar en los diferentes caminos
que nos lleven a incorporar la ciencia y la tecnología como parte de la
cultura de nuestra sociedad.
Esta
conmemoración debe servir también para dar reconocimiento a los que nos
precedieron. Son muchas las personas que han aportado beneficios muy
positivos para el buen funcionamiento del Instituto, entre directivos y
Secretarios de Educación Pública.
Debemos
aceptar que todavía estamos lejos de haber alcanzado todos los objetivos de
la creación del IPN, pero podremos analizar el presente de la Institución y
la pertinencia de nuestro trabajo futuro. No obstante, dos meses antes de su
fallecimiento, el 10 de septiembre de 1970, el Gral. Cárdenas escribió en el
libro de visitantes distinguidos del Instituto el siguiente mensaje:
“Considero
que el IPN no ha defraudado los propósitos que guiaron al régimen de la
Revolución al establecerlo hace ya varias décadas”.
Al fundarse
este nuevo centro con un programa planificador de la enseñanza técnica, se
hizo estimando la necesidad de acentuar su democratización, mediante la
accesibilidad de jóvenes carentes de recursos y así ha venido cumpliendo su
misión.
“Los
ciudadanos que han participado en la dirección del Politécnico Nacional deben
sentirse estimulados por el numeroso grupo de Egresados que están
contribuyendo en el desarrollo del país”.
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