Adolfo Guzmán Arenas | Opinión 2012-02-15
Trece mil cámaras de
video nos observan en las calles del DF
El
26 de octubre de 2011 cundió la noticia de que se instalaron trece mil
videocámaras en las calles y sitios públicos del Distrito Federal (incluyendo
el Metro). Además, añado yo, de las numerosas que existen en bancos, cajeros
automáticos, tiendas departamentales, centros comerciales y otras
instalaciones. Y el 4 de febrero de 2012, declaró el Jefe de Gobierno del DF
que “Son ya 13 mil cámaras las que vigilan, palmo a palmo, la ciudad,
por lo que pasamos a ser de las mejores en cuanto a la seguridad y capacidad
de respuesta de un gobierno hacia los ciudadanos”. “Con esto, la
ciudad de México es, a partir de hoy, la metrópoli más vigilada del
mundo.”
Las
imágenes de video se transmiten a través de la extensa red de Telmex y de los
anillos de fibra óptica del Metro, y requieren el uso de grandes computadoras
y centros de conmutación digital. Operadores en diversos sitios de la ciudad
vigilan con sus ojos las imágenes obtenidas, listos para detectar anomalías y
proteger al ciudadano. Inclusive, en algunos postes que soportan la cámara
están un micrófono y una bocina donde el público puede solicitar ayuda y
recibir instrucciones. Situado a un costado de la Cámara de Diputados se
encuentra el corazón de este sistema, el C4 (Centro de Comando, Control,
Comunicaciones, Cómputo, Inteligencia, Integración, Información e
Investigación), que coordina a cinco C2’s (Centros de Comando y
Control). Situado en la Unidad Interdisciplinaria de Ingeniería, Ciencias
Sociales y Administración (UPIICSA) del IPN que se encuentra instalado un
laboratorio para la formación de profesionales para el diseño y programación
de nuevas aplicaciones relacionadas con la vasta red de vigilancia.
La
seguridad ciertamente ha aumentado, por ejemplo en las estaciones del Metro,
gracias a las cámaras. Otro ejemplo: en un conocido hotel, las cámaras
ayudaron a esclarecer un homicidio. Y en los bancos, gracias a ellas, se
tienen imágenes de asaltantes. Sin embargo, el 29 de octubre de 2011, cerca
de la Unidad Habitacional Nonoalco Tlaltelolco, un choque entre dos
automóviles Tsuru provoca que un conductor asesine al otro de un balazo en el
pecho. ¿Y las cámaras? Quizá no estaban mirando. Y más recientemente, le
robaron a una amiga de un colega del Consejo Consultivo de Ciencias su
automóvil estacionado cerca de una de las trece mil cámaras. Solicitó que el
video ayudara a esclarecer el robo, cuando menos a tener una imagen del
ladrón. Nada se tiene a la fecha.
Ya
hicimos una gran inversión. Ahora debemos sacarle provecho a esta red de
videovigilancia. (1) ¿Qué tan efectivos son los actuales vigilantes de las
imágenes de las cámaras? ¿Cuántas anomalías detectan, y cuántas dejan pasar?
Entrenamiento adecuado y estadísticas periódicas ayudarán a depurar el
personal y a aumentar su eficacia. (2) Las videograbaciones ¿Están
rápidamente disponibles, accesibles a los cuerpos de seguridad, se tienen
bases de datos de su contenido y ubicación, o están sumergidas en una
burocracia espesa? ¿Cuánto tiempo se guardan antes de reusarse? (3) Debe
instruirse al público qué hacer, cómo usar los botones de pánico, dónde
están, dónde solicitar ayuda (un teléfono, un correo electrónico, un mensaje
de texto, por ejemplo), y sobre todo, los encargados responsables deben
proporcionar respuesta rápida. “Le he asignado el número 34661 a su
solicitud”. El solicitante debe saber dónde quejarse si no se obtiene.
(4) La vigilancia actual, manual, debe complementarse con software y
aplicaciones informáticas que detecten o ayuden en la detección de imágenes
anómalas, de patrones fuera de lo previsto en el campo de visión de una
cámara. Ciertamente, a una cámara se le pueden dar diez patrones, digamos, de
“comportamiento normal”, tales como calle obscura, calle
desierta, calle lloviendo, calle con tránsito, calle con automóviles
estacionados, un grupo de personas la cruza, etc. Otras tantas de “comportamiento
anormal”: la barda de enfrente desaparece; la calle se llena de humo;
hay fuego visible; personas corren desaforadamente… Un software
clasificador podría llamar la atención a la imagen anómala del operario
supervisor. No me refiero a simplemente comprar software importado que parece
que hace esto, sino aprovechar la oportunidad del Laboratorio que ya se tiene
en UPIICSA - IPN, y de otros centros de investigación nacionales que trabajan
en Visión por computadora. O de empresas mexicanas dedicadas a análisis de
imágenes. (5) Software que detecte (y señale en un mapa en internet) calles
bloqueadas, accesos y retornos deshabilitados, o provisionales, obras y
obstrucciones en la vía pública. Vehículos de emergencia que momentáneamente
obstruyen el tránsito. Inclusive que señale el sentido de circulación en este
momento de calles reversibles. Vaya, hasta señalar qué tan congestionadas
están las principales avenidas (usando colores o grosores distintos en el
mapa en internet) será útil, o en qué zonas llueve copiosamente. Apagones.
(6) Detección y señalización (en mapa de internet) de congestiones de
tránsito; choques; accidentes; atropellados. (7) Lo mismo de tumultos,
manifestaciones, y otros eventos humanos. Hay un espectáculo en el Auditorio
Nacional. O en el Zócalo. ¿Qué tan grande es la muchedumbre ahora? (8)
También de áreas inundadas; incendios; postes de teléfono, árboles, y
espectaculares caídos. (9) Abandono de bultos y objetos sospechosos en áreas
públicas, sobre todo de noche. Imágenes de quienes lo hicieron, y a qué hora.
Vehículos que ya llevan varios días en el mismo lugar. Indigentes o borrachos
que duermen en la acera. (10) En caso de contingencia severa causada por un
gran terremoto, el software será muy útil para detectar, casi en el momento
en que ocurren, edificios colapsados o dañados, bardas caídas, grietas en las
calles, inundación por tuberías o drenaje rotos. Para enlazarse con el
Software para Atención a Contingencia Severa, cuya construcción patrocina el
Instituto de Ciencia y Tecnología del DF. Todas estas aplicaciones
informáticas son posibles en la actualidad, no son ideas utópicas fuera de la
realidad. Aprovechemos la gran inversión que ya se hizo en la red de
videovigilancia, para apoyar a centros de investigación aplicados, universidades
e instituciones nacionales en el desarrollo de este software, ciertamente
útil a la ciudad de México… y con posibilidad de exportarse
posteriormente a otras urbes conglomeradas.
Son
también dignas de llevarse a cabo, en un futuro cercano, aplicaciones un poco
más avanzadas. (11) Detección de caravanas o convoyes de vehículos, que
viajan juntos durante un buen trecho. O que marchan a gran velocidad,
zigzagueando entre el resto del tráfico. Habrá que diferenciarlos de aquéllos
que marchan en vialidades repletas, donde por necesidad muchos vehículos no
relacionados van juntos un buen rato. (12) Detección de automóviles mediante
la identificación de sus placas. Más fácil si el vehículo está detenido,
posible aún si está en movimiento. (13) Seguimiento de un vehículo. Una vez
localizado (por ejemplo, mediante identificación por computadora en la imagen
del número de su matrícula), un vehículo puede ser seguido en su devenir por
la metrópoli, mediante su color, aspecto y dirección de viaje. Esto requiere
la colaboración de varias cámaras. Si el Volkswagen azul sale del rango de
visión de la cámara en la Avenida Cien Metros, solamente pudo ir sobre esta
misma avenida, a la cámara siguiente, la 2302, o doblar a la derecha en la
avenida Wilfrido Massieu, donde está la cámara 2339, o tomar la diagonal
en… Es el rastreo («roaming» en inglés) que le sigue la pista a un
teléfono móvil cuando pasa de una celda (de una antena) a otra, pero ahora
aplicado a cámaras mirando automóviles. Ah, pero este coche se puede confundir
con otros VWs azules en la cercanía. O la sombra de un edificio próximo
obscurece su imagen… (14) ¿Se puede hacer seguimiento de personas? Ésta
es una aplicación más avanzada, que requerirá algo de tiempo para ser
operacional. El estado del arte en identificación de rostros permite
identificar uno en diez mil, quizá uno en cien mil. Pero hay que tener una
buena imagen del mismo, sin sombras, no desde muy arriba. Empero, la cámara
(el software, más precisamente) puede seguirle la pista a una persona mediante
su vestimenta. Otras cámaras, como en el punto (13), pueden continuar su
localización. Hasta que una de ellas logra una buena imagen de su rostro, y
se le identifica por nombre. ¿Y si se sube a un automóvil? No hay problema,
con la solución (13) seguimos al auto. ¿Y si se mete a un centro comercial?
Necesita salir por una de las seis puertas, donde hay cámaras situadas. ¿Y si
se mete al Metro? ¿O sale del centro comercial en un vehículo? Quizá lo
perdamos.
Como
conclusión, la gran inversión que los capitalinos hemos hecho en la red de
videovigilancia se está explotando muy poco, y sus beneficios podrán aumentar
considerablemente complementándolos no con más compras de equipo o
contratación de operadores videovigilantes, sino con el diseño y construcción
de software útil que a corto plazo haga más rentable la inversión en trece
mil cámaras, su instalación y cableado, un C4, cinco C2s, la renta de líneas
de comunicación a Telmex, de enlaces satelitales, etc. Ayudará mucho que los
ciudadanos, sus jefes de manzana, representantes, diputados, y otras
autoridades elegidas (o no) exijan (exijamos) frutos y resultados de esta
inversión.
Consejo
Consultivo de Ciencias
a.guzman@xxxxxxx
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